No podemos ocultar la realidad. También nosotros dudamos en muchos momentos. La fe es un don de Dios, y sólo en Él podemos estar seguros y afirmados. Pedro -Mt, 14, 28-30- se hundió en el agua cuando le vino la duda y tuvo miedo. Y todos tenemos momentos de zozobra y tribulación. Necesitamos, pues, la Gracia del Espíritu Santo para permanecer firmes en la fe.
Pero, tampoco podemos negar que dentro de nosotros reside y vive la huella de Dios. No nos explicamos, decía un joven, muchas cosas y necesitamos creer en algo. Pero ese algo no lo concretan y justifican la existencia de muchos dioses, y cada cual cree en el que le convenga. Que al final conviene en hacer lo que les parece y piensan. Es decir, son sus propios dioses, y eso de que hay muchos, podemos convenir, que ellos forman parte de esa multitud.
La cuestión la esconden en la razón de que hay un Dios. Un Dios creador de todo lo que se ve y lo que no se ve. Pero ese Dios no les cuadra con Jesús, pues, seguramente, ellos tienen uno propio, pensado según su manera de ver el mundo. Y se quedarán buscando en este mundo, porque Jesús no es de este mundo, bien claro nos lo dice:«Yo me voy y vosotros me buscaréis, y moriréis en vuestro pecado. Adonde yo voy, vosotros no podéis ir». Los judíos se decían: «¿Es que se va a suicidar, pues dice: ‘Adonde yo voy, vosotros no podéis ir’?». El les decía: «Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba. Vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo. Ya os he dicho que moriréis en vuestros pecados, porque si no creéis que Yo Soy, moriréis en vuestros pecados».
Nosotros, Señor, sí creemos. Creemos en tu Palabra y queremos seguir tus huellas de salvación. Te pedimos que nos alumbres el Camino, la Verdad y la Vida que Tú eres y que nos des la sabiduría de perseverar en la fe. Esa fe que te rogamos nos aumentes y nos la fortalezcas. Amén.
2 comentarios:
Gracias, Señor aumenta mi fe, gracias, Señor Salvador.
Señor muestrame el camino, no me dejes de tú mano.
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