Me pregunto, ¿qué he decidido yo? Porque también yo tengo mi responsabilidad y tomo parte en esa decisión. Porque, quizás, dentro de mí también pulula esa misma respuesta, "matarle". Porque se me ha dado esa oportunidad, elegir estar con Él o rechazarle. Y eso equivale a condenarlo y matarle dentro de mi corazón.
No hay ninguna diferencia con la condena que le dieron aquellos judíos contemporáneos y la que puedo decidir yo ahora, en este instante y en estos momentos de mi vida. Porque te condeno, Señor, y te mato cada vez que te ignoro en el hermano que tengo a mi lado y sufre y padece; porque te condeno a muerte cada vez que desoigo tu Palabra y atiendo la del mundo que me rodea; porque te mato cuando me instalo en mis apegos, apetencias y hábitos cómodos y de bienestar; porque elijo tu condena y muerte cuando desoigo tu Voluntad y dirijo mi vida según la mía, instalado en mis pecados y rechazando la acción del Espíritu Santo.
Y, hoy, consciente de mis debilidades y pecados, quiero pedirte, Señor, que me des la capacidad de ver tu Camino y escuchar tu Palabra, comprenderla y vivirla. Vivirla en tu Gracia y dirigido por el Espíritu Santo, que me auxilia y asiste en el verdadero camino de salvación según tu Voluntad.
Quiero pedirte, Señor, luz y sabiduría para saber caminar por este mundo, difícil y lleno de peligros y tentaciones. Y, en esta hora que me ha tocado vivir, caminar en tu Palabra y Voluntad, y, fortalecido en ellas, vivirlas intensamente. Pero, también, te pido perdón por todos mis errores, caídas, debilidades, fallos y pecados. Por mis miedos, mis apegos y comodidades. Por mis impaciencias y mis inclinaciones a no comprometerme y despreocuparme para vivir cómodamente, pensando sólo en mí.
Sé, Señor, lo mísero que soy, y te pido levantes a este humilde y pobre pecador que, sin Ti, Señor, se experimenta perdido y muerto. Amén.
1 comentario:
Gracias, yo también hoy me pregunto ¿Cuántas veces en mi vida lo he matado? gracias, un feliz y santo sábado.
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