No es nada fácil renunciar a las suculentas ofertas con las que el mundo nos tienta. Nuestra condición humana, herida por el pecado está sometida y esclavizada a las pasiones y apetencias de este mundo. Sentimos hambre y sed, y nos cuesta mucho librarnos de la carne para vivir centrados en lo espiritual. No sólo de pan vive el hombre, nos dijo Jesús cuando fue tentado en el desierto.
El mundo tira mucho, y sin la ayuda del Espíritu Santo nos es imposible luchar y vencer sus seducciones. Es por eso, Señor, por lo que abrimos nuestros corazones a tu Palabra suplicando tu Gracia, para fortalecidos e iluminados podamos someter y vencer las tentaciones de este mundo. Danos la sabiduría de ponerte en el centro de nuestras vidas y de experimentar ya el ciento por uno de tu Amor. De tal forma, que nos sintamos ya satisfechos al experimentarnos llenos de tu Gracia y en tu presencia eternamente.
Señor, nos sentimos débiles y pecadores, y tememos que el poder del Maligno nos venza. Danos la fortaleza de salir airoso y triunfante frente a sus amenazas. Señor, despiértanos y llámanos. Sácanos de nuestro mundo seductor, para que no nos inventemos mas historias que justifiquen nuestras actitudes pasivas e instaladas. Que abramos nuestras almas a las necesidades que otros tienen y que necesitan aliento y esperanzas.
Danos la voluntad y sabiduría de saber acudir en ayuda a otros seres humanos que nos necesitan casi tanto como nosotros a ellos. Porque son ellos los que nos dan la oportunidad de corresponder a ese Amor, Señor, que Tú nos das. Y nos posibilitan poder hablar de Ti y mostrarle el Amor que Tú les tienes con nuestros ejemplos y testimonios.
Danos, Señor, la oportunidad de ser capaces de mostrarles ese Padre Bueno que Tú eres, compasivo y lleno de bondad, que les espera para llenarles de beso y felicidad. Amén.
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