Muchas veces buscamos referencias en este mundo que nos anuncien el camino y quedamos admirados de muchas buenas y santas personas que nos ayudan y nos aconsejan. Pero, hay un peligro, que, quizás sin darnos cuenta, les sustituyamos por el único y verdadero Camino que es Jesús. Es un peligro en el que podemos caer sin darnos cuenta y con toda nuestra buena intención.
Nadie es camino, ni luz, ni bueno. Sólo es el Señor, nuestro Padre del Cielo, y a Él sólo llegamos a través del Hijo, nuestro Señor Jesús. Él es el único Camino; la única Verdad; y la única Vida. Sólo en Él debemos mirarnos e intentar imitarle. Con su Gracia podemos. Ya nos lo dice en el Evangelio de hoy: En verdad, en verdad os digo: el que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré.
Por todo ello, Señor, quiero aprovechar este rincón de oración para elevar mi mirada hacia Ti y rogarte que me infundas toda la paciencia y perseverancia que necesito para soportar todas las inclemencias, obstáculos y tempestades que este mundo me presenta. E, injertado en Ti, emprender el camino firme y seguro hacia la Casa del Padre. Porque, Tú eres quien me fortaleces; quien me das aliento y sabiduría y quien me revela el verdadero Rostro de Dios y me llevas a Él.
Gracias, Señor, porque me conduces por el verdadero camino que me lleva al Padre y porque, intimando contigo y conociéndote, iré intimando con el Padre y conociéndole. Gracias, Señor, porque Tú eres la Piedra angular que sostienes mi vida y que le das sentido. Gracias, Señor, por tu presencia, porque sin Ti estaría perdido y confuso. Aumenta nuestra fe y danos la sabiduría y fortaleza para saber y poder resistirnos a las tentaciones que este mundo nos pone en medio del camino. Amén.
Gracias, Señor, porque me conduces por el verdadero camino que me lleva al Padre y porque, intimando contigo y conociéndote, iré intimando con el Padre y conociéndole. Gracias, Señor, porque Tú eres la Piedra angular que sostienes mi vida y que le das sentido. Gracias, Señor, por tu presencia, porque sin Ti estaría perdido y confuso. Aumenta nuestra fe y danos la sabiduría y fortaleza para saber y poder resistirnos a las tentaciones que este mundo nos pone en medio del camino. Amén.
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