Sin lugar a duda, la fe es nuestra salvación, porque en la medida que creamos en el Señor nuestra vida se orientará hacia la vivencia y cumplimiento de su Palabra. Pero, también sabemos por propia experiencia que la fe no la podemos adquirir con el hábito de la frecuencia de los sacramentos y oraciones. La fe es un don de Dios. Eso sí, tenemos y debemos pedírselo y permanecer en silencio y dócil a su Voluntad.
No es fácil soportar la espera ni aceptar las dudas de la fe, ni tampoco padecer los sufrimientos y adversidades. Necesitamos mucha paciencia y, sobre todo, fe. Esa fe que en silencio y postrado ante Él aguardamos nos sea concedida cuando quiera y como quiera. Por eso, Señor, de nuevo volvemos a pedirte que, no sólo nos sostengas en tu fe, sino que nos la aumentes. Te pedimos que nos des una fe tenaz para seguirte y no pasar de insistir y pedírtela. Insistir hasta arrancarte, Señor, una respuesta y, no mereciéndola, suplicarte que nos la aumentes hasta confiar plenamente en Ti.
Porque, por tu Palabra, Señor, nos has revelado que estamos salvados todos aquellos que creen en Ti, y, nosotros, Señor, queremos creer en Ti a pesar de que experimentamos que nuestra naturaleza humana, herida y tentada por el pecado, necesita de tu Gracia para liberarse y abrirse a tu Fe. Danos, Señor, el don de la fe. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario