No hay tregua ni vacaciones. La coherencia nos exigirá lucha en todo instante, porque un despiste o relajación puede dejarnos mal y transmitir un mal testimonio o ejemplo. Y si nos cuesta sostener la verdad, la justicia y la misericordia, romperla es fácil, pero recuperarla se hace muy difícil. Eso nos obliga a estar en todo momento alerta y dispuesto a la lucha y al esfuerzo.
Estar vigilantes y atentos se hace necesario. Jesús nos alerta en varias parábolas como la de las doncellas necias y prudentes. Por esos, siguiendo tu advertencia y consejo insistimos, Señor, en pedirte, buscarte y llamarte para no enfrentarnos solos a la lucha de cada día. Te pedimos que nos des la fortaleza de, no solo quedarnos en las prácticas religiosas exteriores que se ven, sino que también seamos capaces y auténticos interiormente viviendo y practicando la justicia y misericordia.
Porque, nuestro testimonio no se verá por nuestros actos aparentemente externos sino por los internos. No son nuestras prácticas las que llegan realmente al corazón de los otros, sino nuestras obras. Unas obras gratuitas, desinteresadas y realizadas en el silencio del corazón de cada día y ocultándolas de tu mano derecha lo que hace tu izquierda.
Y conscientes de nuestras debilidades y pecados, te pedimos, Señor, la fortaleza de voluntad y la sabiduría de saber siempre sobreponernos a las tentaciones de vivir en la mentira, en lo fácil y cómodo. Danos siempre la luz de dejarnos iluminar por tu Palabra y seguir el impulso del Espíritu Santo para que nuestra vida fortalecida en Él sea autentico testimonio coherente de nuestra fe en Ti, Señor. Amén.
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