Todos hemos experimentado que cuando nos sentimos tristes nuestro corazón está enfermo. Enfermo de odio, de venganza, de desorden y, en resumen de falta de amor. Y eso es así porque nuestro corazón ha sido creado para amar. Dios es Amor y hemos sido creados semejante a Dios, por lo tanto, creados para amar y cuando no lo hacemos nos sentimos mal. Por lo tanto, cuando experimentas que tu ejemplo no sirve para transmitir amor sientes que transmites desamor, y eso es malo. Tan malo que puede llevar a otros también a ese camino del mal.
Por lo tanto, tratemos de dar buen ejemplo y de ayudar a otros a hacerlo también. Necesitamos ser buenas personas y eso nos exige dar buen testimonio en las obras y actos de nuestra vida. Necesitamos ser transparentes de obras de amor. Ahora, no lo podemos hacer solos sino injertados en el Espíritu Santo, porque nuestra debilidad necesita la Fuerza y la Fortaleza del Espíritu Santo. Somos pecadores y de ir solos por el mundo quedaremos a merced de su poder persuasivo, tentador y concupiscente.
Por eso, pidamos al Señor que nos fortalezca y nos dé la fe de sostenernos fieles a su Palabra y coherentes con los actos de nuestra vida para que no demos mal testimonio ni escandalicemos a los que están a nuestro lado en nuestra parroquia o comunidad. No nos quedemos con nuestra fuerza sino que estemos siempre vigilantes y orantes para que el Señor nos infunda esa sabiduría y fortaleza para poder salir victorioso en la lucha.
Pidamos también que la sabiduría de darnos cuenta de lo verdaderamente importante y no pongamos en nuestra vida dioses e ídolos falsos que nos puedan desviar y confundir dando mal testimonio a otros. Tengamos mucho cuidado en las tradiciones y todo tipo de costumbre que, sin darnos cuenta, ponen el acento y la importancia en las cosas y no en el Creador de todo lo que existe y ha creado todas esas cosas. Amén.
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