Dios ha dado el primer paso, pues Él te ha creado, pero te ha creado libre y ha dejado en ti la iniciativa para abrirte a su búsqueda. Es posible que si no tienes esa actitud o iniciativa no respondas ni te des cuenta de que Él te busca primero. En las parábolas de hoy Jesús nos explicas la necesidad de tener esa actitud. Nos habla del pastor que sale en busca de la oveja perdida y de la mujer que teniendo diez monedas, si le pierde una, no se esfuerza en hacer todo lo posible para buscarla.
Pero, quizás la parábola más significativa y profunda es la que nos muestra el amor del Padre y las actitudes de nosotros sus hijos. Porque, podemos estar encuadrados en ese perfil del hijo menor o del mayor. Serán esas actitudes las que tendremos que buscar en nosotros y reflexionar al respecto. Y para eso, Señor, te pedimos capacidad de discernimiento; sabiduría para encontrar soluciones y, sobre todo, humildad, como la del hijo menor para levantarnos y emprender el regreso a casa. O la paciencia, ternura y comprensión para apagar la ira y la envida en nuestros corazones y no ensoberbecernos como el hijo mayor.
Te pedimos, Señor, un corazón como el del Padre que Tú muy bien nos enseña y nos revela en esa parábola del hijo prodigo o Padre Misericordioso. Queremos sentir como Él y amar como Él. Y reconociendo nuestras limitaciones y pecados acudimos a Ti, Padre Bueno, para que nos conviertas nuestros corazones endurecidos por el pecado, pues con nuestras fuerzas no podremos lograrlo. Amén.
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