La misión sigue y continúa y lo hace por los que han sido fiel a su compromiso de bautismo en el tiempo y tras los apóstoles. Y a nosotros, los bautizados, se nos ha trasmitido esa misión. Y no porque seamos mejores que otros ni porque estemos más preparados, sino por nuestra disponibilidad y entrega a ser portadores de la Buena Noticia de Salvación.
La obra es del Espíritu Santo, pero necesita quienes le abran su corazón para, a través de ellos, realizar su obra. Por eso, no tenemos de qué presumir ni de qué considerarnos mejor que los demás. El Espíritu de Dios será quien vaya realizando la obra de salvación contando con nuestra libertad y disponibilidad. Por eso, Señor, te pedimos que nos des la Gracia necesaria para poder responder con satisfacción y buenas intenciones a nuestro compromiso bautismal y a la misión de anunciar la Buena Noticia.
En la hora de nuestro Bautismo hemos sido elegidos y partícipe por la Gracia del Espíritu Santo en sacerdotes, profetas y reyes. Sacerdote para darle el culto debido de adoración a Dios; sacerdote para, no sólo conocerle sino hablar de Él a los demás comportándonos como apóstoles, y reyes para estar disponibles a servir buscando la verdad y la justicia y sembrando la paz en el mundo. Por eso, Señor, reiteramos nuestras peticiones para recibir tu Gracia que nos transformes, nos capacite y nos fortalezca para llevar el anuncio de tu Buena Noticia de Salvación por todo el mundo.
Y conscientes de que hemos sido elegidos desde el principio no queremos defraudarte sino abrirnos a tu Gracia para que, sacando de nuestra pobreza lo que no tenemos, demos buen testimonio y obras que sirvan, por tu Gracia, a acercarse a otros al Señor y tener un encuentro alegre con Él. Amén.
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