Gracias, Señor, por estar entre nosotros. Supones un torrente de alegría, de gozo y de esperanza saber que Tú te has quedados para darnos tu Vida, para darnos tu Aliento y para darte en alimento, que nos da la Vida Eterna. Gracias, Señor.
Pero, hoy, de manera especial, quiero darte las Gracias por darme la luz de comprender y de experimentar que Tú has venido para alegrar y aliviar mi vida. Tienes compasión de mí cuando me ves sufrir y te haces, aunque estás siempre, más presente en mi vida. Al menos yo confieso que soy mas consciente de tu presencia cuando sufro dolor o padezco enfermedad. Me siento ahora más seguro, más aliviado y más gozoso y esperanzado al saber que Tú, Señor, estás conmigo.
Y aunque sé que el dolor llegará, me alivia el saber que Tú me acompañas y hasta sufres conmigo dándome aliento, esperanza y paz. Porque, sé también que ese dolor me va a ayudar a unirme más a Ti y a crecer en gracia delante de Ti. Porque, sé, Señor, que la muerte me abre tu presencia y el gozo de llegar a Ti y compartir tu Gloria. Pero, sabiéndome también débil y limitado, te pido fortaleza y paciencia para superar y soportar las inclemencias y sufrimiento que la vida me depara.
Alivia, Señor, mis parálisis, mis miedos, mis inmovilismos, mis perezas, mis comodidades y fortalece mi voluntad para buscar el equilibrio de superar todos esos momentos de debilidad donde las tentaciones se hacen fuerte y amenazan con superarme y hacerme desfallecer. Despierta mi oído y dame la sabiduría de saber escucharte y de reaccionar a tu llamada. Dame, Señor, la perseverancia que necesito para sostenerme en esa actitud de gozo, alegría y esperanza tras tus pasos. Amén.
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