Cada día tenemos muchas oportunidades de ser amables, serviciales, atentos en hacer el bien. Cada día se nos presenta muchas oportunidades donde podemos actuar por el bien de los demás y por lo sencillo y natural sobre naturalizarlo por la Gracia de Dios. Cualquier acto, por pequeño que sea, puede convertirse en una ocasión de conversión o de buen testimonio para otros. Toda ocasión puede convertirse en una llamada a la conversión, se trata solamente de hacerlo en nombre de Dios.
Y cada día tenemos muchas oportunidades de poder vivir esos maravillosos momentos donde podemos convertir nuestros actos en verdaderas acciones de amor y misericordia. Por eso, Señor, pedimos tu Gracia para que, nuestros actos, sean bendecidos por Ti y con tu Gracia y la acción del Espíritu Santo poder convertir nuestras relaciones en verdaderos actos de amor y misericordia.
No se trata de buscar grandes ocasiones o cosas extraordinarias, se trata de lo cotidiano de cada día. En los lugares normales donde convivimos a diario: la familia, el trabajo, el ocio...etc. Se trata de en esos lugares actuar en la presencia de Dios e injertados en el Espíritu Santo. Amén.
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