Mi fe, Señor, no te la demuestro con oraciones, palabras, genuflexiones u otros actos de piedad. Esas deben ser consecuencia de la fe, pero nunca serán un testimonio de fe.
Mi fe, Señor, te la demuestro, para eso me has creado libre, cuando mi vida está comprometida en hacer, no mi voluntad, deseos y apetencias, sino tu Voluntad, que es contraria a lo que yo, ciego y sometido por mis pecados, quiero y deseo.
Por tanto, Señor, consciente de que mis proyectos, ambiciones, deseos y apetencias, sometido por mis pecados, son contrarios a tu Voluntad, quiero hoy y en este momento que reflexiono y escribo, suplicarte y rogarte que fortalezcas mi fe e ilumines mi camino para superar mis barreras egoístas y vivir haciendo y cumpliendo tu Voluntad. Amén.
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