Señor, soy cristiano y me gustaría vivir como un buen cristiano, pero me siento prisionero de mis rutinas, de mis caprichos. Querría estar más cerca de Ti y trabajar cada día en tu viña, pero mi débil voluntad es derrotada a menudo por mis apegos.
Ayúdame, Señor, a no confundir lo que quiero y lo que me apetece; a utilizar los medios adecuados para avanzar y crecer; a no dejar para un mañana que nunca llega lo que pueda hacer hoy; a superar mis contradicciones, aunque sea poco a poco.
Señor, no permitas que me quede a la mitad del camino: entre la voluntad de seguirte y mis deseos egoístas; queriendo tu amistad, pero sin apartarme de lo que me aleja de ti; trabajando en tu viña y perdiendo el tiempo en otros campos.
Señor, cura mi corazón dividido y ensancha mi libertad; para escoger siempre el camino que me conduce a ti y a tu viña; renunciando a todo lo que me impida crecer en amor y servicio; para sentir, así, la alegría del que se entrega con todo el corazón a ti y a tu Reino. Amén.
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