Sabemos que seguir a Jesús es comprometernos tal y como Él se ha comprometido. Pero, un compromiso de amor, porque, por Amor hemos sido creados y por Amor somos salvados. Por eso, reconociendo la necesidad de tener un corazón misericordioso y compasivo nos damos cuenta que con nuestro esfuerzo nos será imposible lograrlo.
Necesitamos la Gracia y la asistencia del Espíritu Santo. Ese Espíritu Santo que hemos recibido en nuestro bautismo para fortalecernos, asistirnos y transformar nuestros corazones. Y, como reconocemos nuestras debilidades, incapacidades y limitaciones, te pedimos Padre que transformes nuestros corazones endurecidos, egoístas e insatisfechos en corazones disponibles, dados en servicio y entregados en misericordia y compasión. Pero, porque nos has creados en libertad, también nosotros tenemos que poner de nuestra parte, y ahí salen al descubierto los talentos que hemos recibidos para, desde nuestro esfuerzo gratuito y desinteresado, ponerlos en tus Manos. Amén.