Me siento débil y con mucho miedo. Temo que mi debilidad pueda con mi compromiso responsable y me haga ser irresponsable mirando para otro lugar. Descubro en otras personas, a las que no juzgo, sino que veo en ellos cierto egoísmo y despreocupación por los demás. Me pregunto, ¿me veo yo igual? Y me da miedo analizarme y mirarme.
Porque, una cosa es ser una persona buena sin llegar al compromiso con los demás, y otra es sentir que el otro es tu hermano y debes comprometerte con asistirle en sus necesidades más necesarias e imprescindibles y, sobre todo, por anunciarle que tiene un Padre común que le quiere y que le trae la Buena Noticia de Salvación Eterna. Quizás muchos no lo saben y tú y yo tenemos el compromiso bautismal de anunciárselo y de ayudarles a descubrirlo. Claro, desde la libertad y el ofrecimiento.
Por eso, Señor, consciente de mis debilidades y mis pecados, yo recurro a Ti para encontrar en Ti las fuerzas que me levanten, que me fortalezcan y me den esa fuerza y voluntad de encender mi vida hasta el punto que su calor, su fuego y su luz sean capaces de alumbrar a esa parte de la mies que, Tú, Señor, tienes pensada para mi. Dame, Señor, esa fuerza para aligerar mi carga y hacer de mis cruces un yugo junto a Ti para que, por tu Gracia y Misericordia, poder llevarlo con compromiso y responsabilidad. Gracias, Señor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario