Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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martes, 16 de febrero de 2016

¡ENSÉÑANOS A ORAR, SEÑOR!



Cada día, desde este humilde rincón, tratamos de orar y hablar contigo, Señor. Decimos que orar es hablar contigo, y al intentar hablar estamos orando. Tú nos aconsejaste que no tratáramos de buscar palabras bonitas o rebuscar frases y construcciones gramaticales que, aparte de sonar bien, fuesen bellas y hermosas. Porque de lo que se trata es de amar.

Y el amor empieza cuando estamos dispuestos a perdonar. Porque sin perdón no se puede amar. El amor traspasa la barrera de la justicia y derrama misericordia. Que no evita el castigo ni el arrepentimiento, pero que ofrece la oportunidad de renacer y renovarte por dentro y volver a ser un hombre nuevo que sea tierno, bondadoso y justo. Y eso, dicho así de forma fácil y clara, no es realizable cuando nos empeñamos en vivirlo y realizarlo desde nosotros mismos.

Por eso, Señor, hoy, mejor que nunca, te suplicamos que nos enseñes a orar. Danos tu Gracia y Sabiduría para poder entender tus Palabras, y no dejarlas en eso, en un puro intelecto, sino en interiorizarlas y hacerlas vidas de mi vida. Cumplir tu Voluntad es lo verdaderamente importante, y eso no demanda ningún tipo de cursillo, conocimiento o preparación, sino el abrirnos a tu Gracia y dejarnos empapar por ella hasta el punto de ser capaces de vivirla.

Claro está, que todo eso, e impulsado por el Espíritu, nos hará esforzarnos en prepararnos, en formarnos y fortalecernos, pero siempre desde tu Gracia y la acción del Espíritu Santo. ¡Señor, enséñanos a orar! Esa enseñanza que sale de tu Corazón Misericordioso y que nos envuelve de santidad y de sabiduría generosa que derrama verdad, justicia y misericordia.

Señor, enséñanos a orar, porque sin Ti no encontraremos el camino del perdón y del amor. Amén.

viernes, 3 de abril de 2015

NO ES FÁCIL ORAR EN ESTOS MOMENTOS



No es fácil orar en estos momentos. No es fácil orar, porque todo lo que te diga, Señor, no sirve de consuelo. No sirve de consuelo porque no es algo pasado, sino algo que se hace presente cada día en mi vida. Es el reflejo de mi propia vida si quiero seriamente seguirte. Tengo que cargar con mi cruz. Sé que no es la tuya, pero es una cruz que tiene su peso y para mí debe representar también sacrificios y sufrimientos.

¡Cuantas cosas tengo que renunciar! Y no se trata de renuncias de privarme de algo material o comodidad. ¡No! Se trata de la renuncia a mis egoísmos; a mi soberbia; a mi vanidad; a mí ambición; a mis preferencias, apetencias y, sobre todo, a mis ideas. Se trata de caminar, no a mi ritmo, sino al ritmo que tu marcas, Señor. Se trata de hacer de tus ideas, mis ideas. Y eso da más dolor y sufrimientos, y es más costoso que desprenderse de cosas.

Hacer oración en clave de renuncia y disponibilidad es muy difícil y duro. Pero es la verdadera oración, el último escalón de la escalera donde ya no eres tú quien vive en ti mismo, sino es Él que vive en ti. Lo experimentó Pablo y lo dijo. Por eso, Señor, esa es la oración que quiero yo hacer y la que me gustaría. Pero, es la que quizás no hago. Y eso descubre que mi fe no es lo suficientemente comprometida y madura.

Te pido, Señor, que aumentes mi fe. Te pido, Señor, aunque lo haya dicho muchas veces, que me des la sabiduría de saberte escuchar, y, a pesar de que no te entienda del todo, seguir tu Palabra y tus mandatos. Te pido, Señor, que me llenes de paz, paz de la Tuya, de la que no desespera y confía; de la que sabe que estando contigo y en tus Manos, todo saldrá bien y nada hay que temer.

Y te pido, Señor, fortaleza. La fortaleza de, a pesar de sentir miedo y dolor, no retroceder ni un ápice en seguir el camino que tu Espíritu me ha trazado. Porque Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida. Amén.

martes, 9 de septiembre de 2014

APRENDIENDO A ORAR CON JESÚS



No cuesta mucho imaginar esa misteriosa y hermosa oración de Jesús, asistido en el Espíritu Santo, con el Padre. Una noche de oración ante la tremenda responsabilidad de elegir los cimientos para fundar la Iglesia. Iglesia, que gracia a los elegidos, hoy tenemos la dicha de formar parte. Bendita y Gloriosa Iglesia de Jesús que, a lo largo de su vida, fundó sobre Pedro y sus apóstoles.

Benditos discípulos, constituidos en apóstoles tras aquella larga noche de oración, que fieles al mandato de Jesús han entregado sus vidas por continuar la misión salvadora que el Señor Jesús les entregó para nuestra salvación. Y bendita Iglesia, donde el Señor Jesús continua su misión salvadora a través de todos los que, aceptando ser sus discípulos en el Bautismo, le seguimos y proclamamos en el esfuerzo de vivir según la Voluntad del Padre, los mandatos que Él nos ha revelado y enseñado con su propia Palabra y Vida.

Damos gracia por esa maravillosa noche de oración del Señor. Damos gracias por sus enseñanzas, y le pedimos que nos dé la Gracia de saber orar y pedir lo que verdaderamente necesitamos según la Voluntad del Padre. 

Te rogamos Señor que pongas en nuestros labios las palabras precisas que el Padre desea oír y no las que nuestros corazones apegados y egoístas desean pedir. Porque nosotros no sabemos lo que nos conviene, ni tampoco lo que conviene a los demás. Así, Padre, danos un corazón obediente y sumiso para aceptar y vivir según Tú decidas con,  dónde y cómo. Amén.