Sí, limpia mis manos de toda impureza. Porque es posible que las tenga limpias de suciedad, pero quizás estén sucias de apariencias y de falta de amor. No soy mejor por tanto cumplimiento, porque miento si no me esfuerzo en amar, y en amar a los más molestosos, a los que me pueden fastidiar, a los que agotan mi paciencia y me exigen, eso, amor.
Porque en el atardecer de mi vida lo que contará es el amor que haya sido capaz de dar. Por eso, Señor, lava mis manos de toda impureza y dame la sabiduría de saber que solo el amor será capaz de llevarme hacia Ti.
El camino es duro, está lleno de renuncia y de tropiezos, pero puedo recorrerlo si voy pegado y agarrado a Ti, Señor. No permitas que mi suciedad interior manche mi amistad contigo, lávame y limpia mi vida de todo aquello que me ensucia y aparta de Ti.
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