Y ese es el miedo que me turba y me impacienta. No quiero riquezas ni poder que puedan tentarme a separarme de Ti, Dios mío. Sé que necesitamos solucionar nuestros problemas, pero el primer y más importante problema es estar a tu lado. Incluso aunque eso nos suponga la muerte, porque morir en Ti, Dios mío, es vivir para siempre.
No permitas que nuestras debilidades materiales nos alejen de tu Rostro. Hay muchas promesas de mejoras y prosperidad, pero, ¿a cambio de qué? No quiero subsistir si eso me aleja de Ti, ni tampoco que sea causa de alejamiento para otros, que ciegos por sus penurias económicas, se venden al precio que sea.
Ilumina nuestras mentes y danos la sabiduría de saber que caminos tomar, a pesar de que se presenten con obstáculos difíciles de superar. ¿Es esa la puerta estrecha de la que nos hablas? Te rogamos, Señor, que nos des la voluntad y las fuerzas necesarias para no dejar de insistir en pasar por ella.
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