Porque me pierdo en la oscuridad. Quiero caminar en la verdad y en la Voluntad del Padre, pero me falta el aliento, el consejo, la sabiduría, la paciencia, la ciencia y las fuerzas necesarias para superar mi propia humanidad limitada y vencer las inclinaciones, los apegos y egoísmos que tratan de alejarme de Ti.
Experimento mi impotencia y mi pobreza. Y te doy gracias que abras mi mente para darme cuenta de mi ser, de mi pequeñez y de tu Omnipotencia y Grandeza. Junto con María, tu Madre, te alabo y canto las maravillas que haces en mí, pequeño y pobre ser, y me humillo ante tu Grandeza.
Pero me admiro más al experimentar que me amas, que has entregado a tu único Hijo, nuestro Señor Jesucristo, a una muerte de Cruz para redimirnos y pagar nuestro rescate. Nunca lo podré entender, y es por eso por lo que experimento mi pobreza, mi pequeñez y mi humildad.
Gracias, Dios mío, porque para que no me pierda, me has enviado al Espíritu Santo y en Él me guías, me diriges y me acompañas por los difíciles, oscuros y tentadores caminos que, esta vida mía, me presenta. Te ruego, Señor, que me des siempre la paciencia y la perseverancia de esperar, de no alejarme de tu Rostro y de permanecer sereno y tranquilo antes las tribulaciones y dificultades que el camino me presente.
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