Aumenta mi fe, Dios mío, y dame la Gracia de creer. De creer que tu Hijo, Jesús, murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado y y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; que se le apareció a Cefas y más tarde a los Doce; después se apareció a más de quinientos hermanos juntos, a Santiago, a los apóstoles, y por último a Pablo.
En este mundo que vive de espaldas a tu presencia, y que muchos la rechazan y la excluye de sus vidas. En este mundo donde me ha tocado vivir y se hace difícil seguirte. En este mundo donde en muchos lugares se te persigue en las personas de tus seguidores. Aquí, Señor, ahora y en el lugar en el que vivo, dame la fortaleza y la sabiduría de proclamarte y de afirmarme en tu fe.
Aumenta mi fe y la de todos aquellos que te siguen, y danos la firmeza de ponernos en tu presencia y no desfallecer. Haz que sea llevaderas todas mis fatigas, mis luchas y obstáculos que se presenta cada día, y pon en mi voluntad la constancia y la perseverancia en la oración, ese vehículo que me mantiene contigo, cerca y en convivencia diaria.
Pero, lo más importante, que no me falte nunca el alimento de tu Cuerpo y tu Sangre, para que fortalecidos en ellos, mi vida irradia la esperanza y la decisión de amarte en los hombres que viven junto a mí.
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