No encuentro la alegría en muchas cosas que he buscado en este mundo nuestro. No tengo otro, porque me han puesto en él. Y es que oígo muchas voces que me gritan de la alegría de este mundo. Hay muchos mensajes que ya hasta me cansan. He probado que en la Coca - Cola no está la alegría. Tiene un alegre sabor refrescante, pero desaparece con la misma rápidez que llega.
Y en tantas otras cosas que me invitan a vivir para encontrar la alegría. Precisamente, en estas fiestas, próximas a celebrarse, la alegría me la ofrecen en regalos, turrones, dulces, juguetes, bailes, diversiones y tantas otras cosas que parecen alegrarte, pero luego en un corto tiempo te quedas igual. Sigues buscándola y quizás más desesperadamente.
Hoy me han dado una postal con este mensaje, "Renace la alegría", y la imagen que representa es una humilde familia con un niño recien nacido. Y me he preguntado, ¿puede renacer la alegría ahí? No lo sé, pero creo que se puede intentar.
Mi experiencia es que lo he intentado y resulta. Es una alegría distinta, diferente, gozosa, compartida, dada, entregada, querida y libre y ofrecida con y por amor. ¡Caramba!, es una alegria que no se consume ni se gasta. Se mantiene y hasta crece. Vale la pena intentar la experienci de vivir esa alegría.
Porque es una alegría que se pide gratuitamente y quien la da ha venido a este mundo con esta misión. Pidamos, pues, esa alegría que se guarda en el corazón, no se consume y se da gratuitamente.
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