Tenemos testimonios de tu Resurrección. Juan, tu discípulo amado, nos lo cuenta, siendo él uno de los testigos principales que, junto a Pedro, comprobaron que el sepulcro estaba vacío. Sin embargo, lo confesamos de forma tan rutinaria que parece como algo que sucedió y se sabe, pero no incide seriamente en nuestras vidas.
No tomamos conciencia de la importancia de tu Resurrección Señor. O mejor, no valoramos el hecho de que Tú Vivas y estés entre nosotros. O decimos que sí creemos, pero como algo tradicional y acostumbrado que no repercute en nuestra forma y estilo de vida.
Por eso, Señor, te pedimos que nos actualices tu presencia y que nos hagas conscientes de que Tú vives y caminas con nosotros. Te pedimos Señor que, como Juan, nuestra alegría sea completa cuando vivamos y transmitamos el acontecimiento de tu Resurrección. Y lo hagamos, no sólo con nuestras palabras, sino también en los acontecimientos de nuestras vidas.
Danos, Señor, la luz de advertir tu presencia y de compartir contigo nuestra vida. Danos, Señor, la Gracia de hacerte un lugar dentro de mi corazón, para llevarte conmigo a todas partes, y vivir contigo todos los instantes y acontecimientos de mi vida. Amén.
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