Gracias, Señor Jesús, por dejarnos esta hermosa oración con la que dirigirnos al Padre. A ese Padre que Tú nos revelas y del que nos habla y nos dice que tanto nos quieres. Ese Padre Bueno con el que nos enseñas a relacionarnos. Gracias, Señor Jesús por enseñarnos a relacionarnos con el Padre Bueno sin divagar ni pedir cosas que, quizás no son necesarias para nuestro bien. Gracias, Señor, por unirnos fraternalmente como hermanos e hijos del Padre, para que, unidos, podamos todos santificar su Nombre y vivir en y para su Reino.
Padre, te pedimos, por los méritos de tu Hijo Jesucristo, que vivamos en tu voluntad, y te pedimos que nos llenes de tu Gracia, para poder superar todas las dificultades y obstáculos que se nos presentan en nuestro camino. Danos hoy, Señor, la fortaleza necesaria que necesitamos para conseguir y satisfacer nuestras necesidades materiales, sin permitir que estas desplacen a la espirituales, porque como Tú nos dejaste claro en el desierto, " no sólo de pan vive el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios"-Mt 4,4-.
Pero el reto de nuestro obrar reside en tu Miserícordia, Señor. Tú nos perdonas todos nuestros pecados. Nos resistimos a tu llamada, a tu espera y paciencia, y te devolvemos indiferencia, rechazos y olvido. Sin embargo, Tú, Señor, mantienes siempre tus Brazos abiertos a nuestro regreso y conversión.
Por eso, Señor, la prueba del perdón es actuar y perdonar tal y como Tú nos perdonas. Danos esa Misericordia, Padre, para ser capaces de perdonar como tu Hijo, nuestro Señor, nos ha enseñado a perdonar. Amén.
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