No nos empeñemos en buscar caminos, métodos, hábitos y cientos de estrategias y medidas para lograr amar, no sólo a los familiares y amigos, sino también a los enemigos. No podemos descartar que todo puede ayudar. Y buenas costumbres, ambientes y métodos o estrategias nos pueden servir de eficaz ayuda para capacitarnos en amar a todos. En especial a los enemigos.
Pero, lo único y principal es permanecer injertado en el Espíritu Santo. Él ha venido para acompañarnos en nuestro camino de cumplir la Voluntad de Dios. Y esa Voluntad no es otra que la de amar. Amar, sobre todo, a los enemigos. Por lo tanto, no emprendamos nada sin su concurso y siempre dejándonos llevar por su ritmo y su dirección. Pidamos su auxilio y su eficacia; pidamos sus dones: sabiduría, entendimiento, consejo, inteligencia, ciencia, piedad y temor de Dios.
Pidamos abrirnos a su acción y seguir sus impulsos. No es fácil y muchas veces no entendemos su Voluntad, e incluso nos parece contraria a nuestros deseos y proyectos. No es fácil. La historia nos dice que muchos no le reconocieron de entrada y siguieron otro camino, aunque después se avinieron a sus mandatos. Porque, siempre será lo mejor para nosotros.
Por eso, ahora, desde este rincón y unidos en oración, nos unimos espiritualmente para pedirle todos juntos y a una sola voz, que nos dé la sabiduría y la fortaleza para no apartarnos de Él y seguir sus indicaciones. Aunque nos parezcan duras y no entendamos. Danos, Señor, serenidad y paciencia para saber esperar y aguardar perseverantes tus mandatos y llevarlos a su cumplimiento. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario