(Mt 5,1-12) |
Si decimos que estamos en comunión con Él y caminamos en tinieblas, mentimos y no obramos la verdad. Pero si caminamos en la luz, como Él mismo está en la luz, estamos en comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos purifica de todo pecado - 1ª Epístola de san Juan 1, 5-7 -.
No nos queda ni nos deja otra alternativa la Palabra del Señor. Se hace necesario estar en verdadera e incondicionada comunión con el otro. Estar unido en amor al otro. Porque los signos del cristiano, y seguidor de Jesús, son el Amor y la Unidad.
No hay ningún secreto ni elixir mágico que pueda llevarnos a la unidad y a la relación con Jesús. Sólo el amor. Amor incondicional. Y de manera especial a los que más lo necesitan, es decir, a los pobres, a los carente de todo, a los excluidos y marginados. Sin lugar a dudas, se nos atraganta el corazón, porque nos experimentamos pobres, débiles e incapaces de cumplir esa condición amorosa incondicional. Y es, entonces, cuando descubrimos la necesidad de Jesús. Necesitamos su Fuerza, su Paciencia, su Gracia. Sin Él nada somos y nos sería imposible acercarnos a esa virtud del amor.
Por eso, sin pérdida de tiempo, insistimos y te rogamos, Señor, que nos llenes de tu Gracia para, en el Espíritu Santo, superar y soportar todas las adversidades, obstáculos y miserias de mis pecados. Te pedimos que, reconociéndonos míseros y pobres, incapaces de amar como Tú nos mandas y nos has dado testimonio, nos des la necesaria humildad, la fortaleza suficiente y la sabiduría de responderte como Tú quieres.
Eso queremos nosotros hacer, y eso te pedimos Padre nuestro en el Nombre de tu Hijo Jesús. Danos esa luz de sabernos capaces de amar como Tú nos enseñas confiando en tu Palabra y tu Amor. Amén.
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