También yo necesito que me limpies, Señor, de espíritus inmundos. El demonio no descansa y está en cada momento tratando de seducirnos y alejarnos de Ti, Señor. Tiene mucho poder y el mundo es su reino. En él tiene muchas posibilidades de seducirnos. Nuestra naturaleza es débil y está sometida a las cosas del mundo. Necesitamos el mundo para vivir, y nuestra humanidad tocada por las cosas materiales, es facilmente seducida por las cosas de este mundo.
Nos volvemos ciegos y perdemos el norte ante las tentaciones sensuales que el mundo nos presenta. El mundo nos traga y sólo nos quedas Tú, Señor, para liberarnos de esta esclavitud. Por eso, te pido Señor que me liberes de los espíritu inmundo que acecha mi alma para someterla y apartarme de Ti. Las tentaciones se producen a cada instante, y mi cuerpo débil está a punto de sucumbir en cualquier oportunidad.
Dame la fortaleza y la fe de sostenerme en tu Palabra, escuchándote y permaneciendo en Ti. Dame la Voluntad de no ceder a las seducciones del Maligno y de, en tu Espíritu, perseverar y hacerme fuerte aceptando mi debilidad con misericordia y esperanza. Porque, muchas veces, Señor, la desesperanza y la actitud de no perdonarnos nos lleva a perdernos y a perder la confianza en Ti.
Danos la humildad de sabernos reconocer débiles y pecadores, y ponernos, con paciencia y confianza, en tus Manos, sabiendo que Tu, Señor, nos conoces y nos perdona, y nos limpia de todos los espíritu inmundos que nos acechan y nos quieren destruir.
Por eso, Señor, confiados en tu Palabra y en tus enseñanzas, queremos estar siempre a tu lado para beber de tu Palabra y aprender de tus buenas obras, que nos salvan y nos dan la Vida Eterna. Amén.
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