HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS.
Mis ojos pueden estar cerrados y mis oídos tapados cuando mi corazón está endurecido por las apetencias y apegos de este mundo. Y es que hay unos ojos para ver desde el corazón y otros para ver desde el mundo. Un mundo contaminado, llenos de espejismos y aparente hermosuras que nos deleitan en principio para vaciarnos y perdernos después. Esas son las trampas con las que juega el demonio y sus cartas son la carne, nuestras debilidades, y el gozo de las maravillas del mundo.
Y no digo que las cosas creadas por Dios no sean para disfrutarla y gozarlas. Están puestas por Él para el disfrute del hombre. Pero, otra cosa es ponerlas en el centro de nuestras vidas y desplazar a Dios a un lado. Y eso suele pasar cuando arrinconamos a Dios en nuestro corazón y lo dejamos a un lado. Pasan a primer plano las maravillas y placeres del mundo y el gozo de las apetencias carnales.
Y nos olvidamos de los hermanos que lo pasan mal y que sufren por circunstancias ajenas a ellos y por el egoísmos de los demás. Los demás entre los que podemos estar incluidos nosotros. Por eso, pidamos, humildemente y arrepentidos, despojarnos de todo aquello que nos pueda pervertir y contaminar nuestros corazones. Pidamos que la Gracia de Dios nos inunde y nos haga ver las cosas desde la humildad, la sencillez, la fraternidad y el amor fraterno.
Pidamos que nuestros corazones estén abiertos y disponibles para recibir la Gracia del Espíritu Santo y que seamos dóciles a su acción para dejarnos conducir y llevar por los caminos del amor y la fraternidad. Pidamos que nuestra fe, herida y tocada por el pecado, sea perseverante y se fortalezca en el camino y al compartir con los demás.
Pidamos que, a pesar de nuestras debilidades, tribulaciones, confusiones, tentaciones y peligros que nos acechan y nos salen en nuestros caminos, permanezcamos siempre fieles y confiados en la Palabra y la Misericordia de Dios. Amén.
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