Hoy estamos alegres y de enhorabuena, porque Tú, Señor, eres la Vida Eterna. Ese es el objetivo, porque ese es nuestro mayor deseo: la Vida Eterna. Y Tú, Señor, nos lo promete. Pero, no ha quedado sólo en promesa, sino que Tú has Resucitado. Son estos días próximos los que vamos a vivir y en los que actualizamos el memorial de su Pasión, Muerte y Resurrección.
Gracias, Señor, por esa hermosa promesa que nos haces: «En verdad, en verdad os digo: si alguno guarda mi Palabra, no verá la muerte jamás» Eso no lo puede decir nadie sino Tú, Señor, porque sólo Tú has vencido a la muerte. Y es esa la máxima opción que anhelamos desde lo más profundo de nuestros corazones. Todos queremos vivir y Tú nos das esa oportunidad.
¿Cómo es posible que la gente, que realmente buscan la vida, no lo creen? Si realmente ese anhelo duerme dentro de nuestro corazón tenemos que despertarlo, porque es real. Tú nos lo has puesto para que te busquemos, porque sólo Tú tienes Palabra de Vida Eterna.
Aumenta nuestra fe, Señor, y ilumina nuestro camino. Queremos vivir eternamente en tu Gloria y queremos seguir tus pasos en el esfuerzo de vivir y cumplir tus mandatos. Queremos vivir en el Espíritu de tu Misericordia, y así como Tú nos ama, queremos nosotros también amar. Ser reflejo tuyo de todo lo que hemos recibido de Ti, porque para eso nos lo has dado. Y lo podemos dar en la medida que descubrimos y tomamos conciencia de tu Amor.
Porque, cuando amo y perdono misericordiosamente estoy reflejándote, pues por tu Amor y tu Misericordia puedo yo también amar y ser misericordiosamente. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario