Indudablemente, nos cuesta creer. Y digo eso, porque somos muy capaces de decir que creemos, pero nuestra vida se queda igual, no cambia ni hace nada que refrende esa fe que decimos tener. Es decir, nuestra fe la proclamamos con palabras, pero, nuestra vida sigue el rumbo y ritmo que ponemos nosotros. La conclusión es que nos falta fe.
Y este rincón de oración es una nueva oportunidad para, humildemente postrarnos ante Ti, Señor, y suplicarte que nos des ese don de la fe para poner nuestra vida en tus Manos. Danos, Señor, esa fe que manifestó aquel funcionario real y tantos otros que te han seguido abriéndose a tu Palabra y conformando sus vidas según tu Voluntad. Danos, te lo pedimos, la sabiduría de saber elegir el camino que marca tu Voluntad y la fortaleza de ponernos en marcha.
Aumenta, cada día, un poco más nuestra fe hasta el punto que seamos capaces de mejorar nuestra capacidad de amar. Amarte a Ti y amar al prójimo, porque todo consistirá en eso. Creer en Ti, Señor, es apostar nuestra vida en pro de dejarnos amar por Ti y, por tu Gracia, dejarnos transformar en mejores personas capaces de amar como Tú nos amas. Por todo ello, Señor, te damos las gracias y confiamos que, tal y como hizo aquel funcionario, confiamos en tu Palabra a pesar de la aparente distancia, lejanía y de no verte. Amén.
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