Pedro Arrupe |
Solo Tú, Jesús. Jesús, mi Dios, mi redentor, mi amigo, mi íntimo amigo,
mi corazón, mi cariño: aquí vengo, para decirte desde lo más profundo de
mi corazón y con la mayor sinceridad y afecto de que soy capaz que no
hay nada en el mundo que me atraiga, sino Tú solo, Jesús mío.
No quiero las cosas del mundo. No quiero consolarme con las criaturas.
Solo quiero vaciarme de todo y de mí mismo, para amarte solo a Ti.
Para Ti, Señor, todo mi corazón, todos sus afectos, todos sus cariños, todas sus delicadezas.
¡Oh Señor!, no me canso de repetirte: nada quiero sino tu amor y tu confianza.
Te prometo, te juro, Señor, escuchar siempre tus inspiraciones, vivir tu misma vida.
Háblame muy frecuentemente en el fondo del alma y exígeme mucho, que te
juro por tu Corazón hacer siempre lo que tú deseas, por mínimo o costoso
que sea.
¿Cómo voy a poder negarte algo si el único consuelo de mi corazón es
esperar que caiga una palabra de tus labios, para satisfacer tus gustos?
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