No podemos imaginar perdonar sin amor, porque el amor exige perdón. Conviene tener claro que amar no exige sentimientos ni deseos de amor, porque amar no es eso. El amor es un compromiso, y tú estás amando cuando haces lo correcto en orden al bien del otro.
No significa que amas porque lo sientes y deseas, o no lo sientes ni deseas. El amor está al margen de todo eso. Amar es estar comprometido con la verdad y el bien. Y cuando haces el bien, perdonas y eres misericordioso, aún siendo justo, estás amando.
Así nos ama Jesús. Está comprometido con el hombre y, a pesar de nuestros rechazos y pecados, nos ama porque nos soporta, nos aguanta, nos espera y nos perdona. Ese es el verdadero significado del amor, porque así nos lo enseña y nos ama Jesús.
Por eso, somos libres y tenemos voluntad. Podemos con nuestra libertad y voluntad vencernos y dominar nuestras apetencias, nuestros apegos, nuestros deseos y egoísmos, y, a pesar de nuestros sentimientos, amar. Amar porque estamos comprometidos con la verdad, y la verdad nos necesita libres para decidir. Ese ejercicio de decidir el bien, la justicia y la paz se llama amor.
¡Oh Señor nuestro, danos la sabiduría y la capacidad de amar. Amar en clave de perdón y de compromiso. Porque sabemos que sólo perdonando como Tú nos perdona amamos y hacemos tu Voluntad. Amén!
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