Podría haber nacido en la India, en China o, África. O en cualquier otro sitio u otra familia que no sea la que el Tú me has dado. Mi vida podría ser de otra forma y circunstancias, pero, ahora, después de un largo camino recorrido, es la que es. La que Tú, Padre del Cielo, has querido y pensado.
Y, rendido y postrado a tus pies, Señor Jesús, tengo que darte las gracias porque no he tenido, como Nicodemo, que buscarte entre las sombras de la noche para reconocerte como enviado por el Padre. Tú me lo has dado situándome en una familia y unas circunstancias que lo han aceptado. Y yo, más tarde, he decidido que ha sido el mejor regalo de mi vida.
Y tengo ahora la oportunidad de, con bastante frecuencia, así compartirlo con muchos padres y madres que se acercan a tu Iglesia, Señor, a Bautizar a sus hijos. Y lo hago con verdadero fervor. Por eso, te doy gracias Señor de la Gracia que me has concedido sin merecerlo, y te pido que, por tu Misericordia, me des la fuerza, sabiduría y voluntad, no solo para proclamarlo, sino para dar testimonio, con vida y palabra, de tu Mensaje.
Aprovecho también para pedirte perdón. Perdón por todos mis fallos, mis errores y pecados; por todos mis fracaso y debilidades; por todos mis reproches, rechazos a tus planes sobre mí vida y por mis vanidades, orgullos, soberbias y egoísmos. Porque a pesar de tantas ofensas me perdonas y mantienes tu Palabra de salvación.
Y, por último, dame, Señor, la Gracia de no desfallecer e, injertado en el Espíritu Santo, continuar detrás de tus pasos y entregar la vida por cumplir y vivir tu Voluntad al servicio de la salvación de todos los hombres. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario