Señor, claro que creo en Ti; si no fuera así no estaría escribiendo desde este rincón sobre Ti; si no fuera así, no te pediría que aumentes mi fe; si no fuera así no me esforzaría en hablar contigo cada día y tomar tu Cuerpo en la Eucaristía. Sí, Señor, yo sé que Tú eres el Pan de Vida Eterna a la que aspiro vivir en tu presencia.
Y te lo digo con mis humildes obras cuando voy a dar la catequesis cada lunes en la cárcel. He compartido con ellos que si no fuera porque creo en Ti, no estaría allí con ellos. Te lo intento demostrar también cuando comparto humildes reflexiones con los padres y padrinos que se acercan y piden a tu Iglesia el Bautismo de sus hijos. Pero, aunque son pequeñas pruebas de mi fe, quiero Señor pedirte que la aumentes y me llenes de ella.
Que se haga tu Voluntad Señor, porque eso será siempre lo mejor. Sé que tengo que cargar con mi cruz, y tengo miedo de mí. Me sostiene y me da fuerza y esperanza el saber de tu Amor y de que Tú caminas conmigo. Eres un Dios que te implicas en mi vida, porque sabes de mis debilidades e impotencias. Sin Ti nunca podré vencer al Maligno que me acecha, pero contigo estaré a salvo de sus garras.
Me da paz, serenidad y seguridad el caminar a tu lado y el saber que Tú, no solo me enseñas el camino, sino que lo vas viviendo y recorriendo conmigo. Realmente, eres un Dios Vivo, un Dios que, en tu Hijo Jesús Hecho Hombre, has Resucitado, y permaneces en el Espíritu Santo en mí y en el camino. ¿Cómo voy a temer? ¿A quién voy a temer si Tú, Señor, vas conmigo?
Dame Señor la sabiduría, la paz y la fortaleza de tu presencia para vencer todos los obstáculos que me salen al paso en mi camino hacia Ti. Amén.
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