Todavía, Señor, continúas perdonándome. Te he engañado y negado más veces que Pedro. Y lo he hecho y hago cuando he dejado de hablarte y de visitarte. Sin embargo, Tú no te cansas de perdonarme, a pesar de que yo siga mintiéndote y engañándote.
Cuántas veces te he mentido, y continúo haciéndolo, cuando incumplo mis promesas y me quedo a media en mis compromisos, incluso penitenciales. Perdona Señor mi mediocridad, esa que Tú vomitas de tu boca. Perdona mis compromisos fallidos, mis mentiras indiferentes, mis aparentes oraciones que buscan más mis comodidades e intereses que servirte y amarte en los hombres, tus hermanos.
Perdona Señor mis temores, mis miedos, mis pecados. Dame Señor la fuerza de cumplir mi palabra y servirte entregándote mi vida tal cual Tú me has enseñado y me has proclamado con tu Palabra y obras. Llena mi corazón, Señor, de tu Paz y Sabiduría, para proclamándote, no sean sólo mis palabras, sino también mis obras las que hablen de Ti.
Ilumina Señor mi espíritu, para que todas aquellos que se acercan a mí, sobre todo mi familia y con los que convivo y tengo trato, descubran tu presencia y no la mía. Revisteme, Señor, de tu Espíritu para que todos mis actos de cada día sean fiel reflejo de los Tuyos. Amén.
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