Gracias Señor porque me alumbras el Camino que Tú mismo me marcas y me diriges. Hoy me has revelado algo que me hacía mucha falta saber y tener claro. Porque hay tropiezos en el camino que no son fáciles de superar.
Tú eres un Dios diferente a los demás. Porque cuando los demás enseñan una doctrina para que la cumplan y desaparecen. Tú te implicas en lo que nos has enseñando viviéndolo Tú primero y luego dándote a cada uno de nosotros. Y, todavía más, nos dice que sin Ti no podemos conseguirlo (Jn 15).
Gracias Señor porque eres un Dios que nos demuestra que nos quieres y que nos buscas. Los demás tendrán que buscar a sus dioses, pero Tú te revelas y te presentas al hombre, criatura tuya, por el que demuestra una locura de amor hasta el extremo de entregar a tu Hijo a una muerte de Cruz para ganarnos para Ti. Dios mío, ¡no hay Dios como Tú!
Eres un Dios Padre, Infinitamente Misericordioso que nos perdona entregándote a tu Hijo a la muerte. Gracias Dios mío porque, sin entenderte, experimento tu amor y tu perdón. Y te pido que nos des la sabiduría y la fe necesaria para conocerte mejor y poderte adorar y alabar con todo nuestro corazón y toda nuestra mente.
Gracias Señor por saberme acompañado, protegido, vigilado, defendido y fortalecido en tu compañía. Gracias por, con tu Gracia y Poder, vencer a los miedos que amenazan con atarme y alejarme de tu confianza. Gracias Señor porque eres un Dios que sales a mi encuentro y me acompañas hasta salvarme.
Dios mío, no permitas que me alejes de Ti por nada de lo que este mundo caduco y mentiroso me pueda ofrecer. Dame la fortaleza y voluntad de perseverar siempre en tu Palabra y junto a Ti fortalecido en la Eucaristía. Amén.
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