Quisiera estar siempre hambriento y sediento de tu Amor Señor, porque eso es lo mejor que me puede ocurrir. Pobre de mí si experimento satisfacción y hartura, porque eso significa que no necesito de Ti, Señor. El que está harto no desea nada más, pues lo tiene todo.
Yo necesito tener hambre. Hambre y sed de Ti, Señor, hasta el punto de estar inquieto y en movimiento hacia Ti. Y no parar hasta descansar en Ti. Mala señal será estar satisfecho y quedarme quieto, instalado y pasivo. Despierta la sed y el hambre de tu Amor, Señor, para que mi camino sea ascendente y activo hacia Ti. Un camino sin prisas, pero sin pausa.
Gracias, Señor, por la fe y la confianza que siembras en mi corazón, y por el riego que le das con el Agua maravillosa de tu Gracia. Gracias Señor porque los años me parecen frutos que pones a mis pies para que los dedique a hacer tu Voluntad. Gracias Señor por abrir mi mente y llenarla con los frutos de tu Sabiduría que comparto con todos aquellos que aparecen en mi vida.
Gracias Señor por tu Cuerpo y tu Sangre, que me alimenta y enciende mi esperanza y mueve mi vida. Gracias Dios mío porque a medida que se acerca mi hora, Tú me preparas para tu encuentro. Gracias mi Señor porque experimento tu presencia, tu cercanía y, aún sintiéndome pobre y pecador, alimento la esperanza de tu Misericordia y de tu amor.
Por eso, Señor, en ti pongo todos mi anhelos, mis esperanzas y confiado a tu Amor me abandono en tus brazos como un inocente niño en los de su padre. Amén.
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