Es fácil llegar, o dicho de otra manera, quedar impresionado por la Palabra de Jesús. De hecho nos sucede a muchos cuando, serena y tranquilamente la hemos oído, quedamos entusiasmados y rebosamos alegría y ganas de ser santos. Y lo digo desde la experiencia de ver a muchos hombres y mujeres exultantes de alegría y entusiasmo después de vivir la experiencia de un cursillo de cristiandad.
Pero lo importante es perseverar en ese entusiasmo y alegría primera. Se trata de mantener esa alegría del primer día cada día. Y eso es lo que realmente cuesta. Estar en la red estamos, pero ser de los peces elegidos es ya cosa más difícil y ardua. Se necesita constancia y perseverancia.
Y eso no depende solo de nosotros. Sí, es verdad que el Señor cuenta con nosotros. Para eso nos ha hecho libres, pero sin su Gracia no podemos sostenernos. Por eso, pensar que todo corre por nuestra cuenta, o pretender hacerlo siguiendo nuestras propias indicaciones, terminará en fatal desenlace. Es posible que nos resulte cansino, vergonzoso y hasta ridículo. Todo se repite una y otra vez y experimentas la sensación de estar jugando con el Señor, o no tener palabra ni compromiso.
Entonces piensas en retirarte. Al menos eres más sincero y coherente. Eso piensas. Son momento en los que el diablo te tiene atrapado y casi vencido. Recuerda que eres pecador, y que Jesús eso ya lo sabía. Sabía a quién proponía la salvación y por quien se había comprometido a entregar y pagar con su Vida. Tu película estaba presente en su corazón, y se arriesgaba a que pensarás lo que estás pensando.
No te asuste ni desesperes. Ni tampoco avergüences. Jesús te quiere igual. Sólo te pide que creas en Él y te mantengas fiel a Él. Ten confianza y paciencia, y sed humilde. Acéptate pecador y avergonzado. La realidad es esa. Es a esos a los que Él ha venido a salvar. No te preocupes y vuelve cuando quieras y lo necesite. Y procura ser mejor. Siempre tendrá los brazos abierto para recibirte y perdonarte.
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