Tener una Madre en el Cielo es una garantía, porque ella va a interceder para que sus hijos, entre los que yo espero encontrarme, vayan al Cielo también. Porque, una Madre quiere a todos sus hijos, y les espera en el Cielo, el mejor lugar para un hijo. Por eso, confiado en su intercesión, Madre, te digo que quiero ir al Cielo donde tú estás, y confío que me esperes acompañándome a entrar y permanecer al lado de tu Hijo.
Ella, la Madre de Dios, fue subida al Cielo directamente. Hoy, día quince de agosto, celebramos la Asunción de la Virgen al Cielo. Es lógico y de sentido común que María, la Madre de Dios, fuera llevada, sin pasar por la sepultura, directamente al Cielo. Y así ha sido declarado como dogma de Fe. Por supuesto que su Hijo pasó por la muerte, como pago del rescate de todos nosotros, que necesitamos ser redimidos para el perdón de nuestros pecados.
Nuestro Señor Jesús se ofreció voluntario a ese rescate, que saldó con su Muerte y Resurrección, para Gloria de Dios Padre. Y, por esa misma Pasión, Muerte y Resurrección, su Madre, limpia de toda impureza y pecado, corredentora con su Hijo, por y para Gloria de Dios, fue subida al Cielo. Gran regocijo para todos sus hijos que no podemos sino estar contentos, alegres y llenos de esperanza por tener a una Madre esperándonos en los cielos.
Por eso, Madre, desde este rincón de oración, y sabiendo de tu generosidad, te pido que intercedas por todos nosotros, para que, firmes en la Palabra de Dios, perseveremos en el seguimiento de tu Hijo, nuestro Señor, viviendo y cumpliendo en sus mandatos abiertos a la acción del Espíritu Santo.
Madre, haznos llegar tus consejos, tu obediencia, tu silencio, tu perseverancia, tu sencillez y tu humildad. Madre, confiada y abandonada a la Palabra de Dios, fuiste firme y obediente y llena de esperanza hasta el momento de la Cruz. Intercede para que, también nosotros, recibamos la fuerza y fortaleza para llegar hasta el último momento de nuestra cruz siendo fieles a tu Hijo, el Señor. Amén.
Madre, haznos llegar tus consejos, tu obediencia, tu silencio, tu perseverancia, tu sencillez y tu humildad. Madre, confiada y abandonada a la Palabra de Dios, fuiste firme y obediente y llena de esperanza hasta el momento de la Cruz. Intercede para que, también nosotros, recibamos la fuerza y fortaleza para llegar hasta el último momento de nuestra cruz siendo fieles a tu Hijo, el Señor. Amén.
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