Siempre me ha parecido que la actitud es algo muy importante y decisivo. Respecto a la fe, la actitud de búsqueda es fundamental. Sin actitud no podrás encontrar ni descubrir nada. Se necesita una activa y ardiente actitud de búsqueda para encontrar a Jesús Eso supone estar ansioso y con deseos de conocerle, de saber que nos dice y que quiere de nosotros.
Es lógico y de sentido común que hay que darlo a conocer, pero sólo escuchará aquel que está inquieto y busca esa felicidad y que experimenta que en el mundo no la encuentra. Ese abrirá los oídos y tendrá la mirada pendiente y activa por encontrarle. Lamento con tristeza la apatía de este mundo en el que vivo. No detecto hambre ni deseos de conocer a Jesús. En mi experiencia en cursillos de cristiandad me vaciaba por despertar ese deseo que no encontraba y que resultaba como predicar en el desierto.
Y continúa cada vez peor. El mundo está instalado en el consumo, la vida cómoda, individual, a pesar de una apariencia asociativa y de grupos y respira al ritmo que el mundo le marca. Son muchos los que no quiere oír nada respecto a Dios y otros muchos se hacen un Dios a su medida. En ese contexto la Iglesia sigue su camino con dificultades y también con oscuridad dentro de sí misma. No entiendo que es lo que sucede, pues la personalidad de Jesús es impresionante y llena total de esperanza.
A veces experimento que vivo en un mundo de necios que, creyéndose muy inteligentes y capacitados para triunfar en este mundo, pierden el más grande tesoro tal es la Vida Eterna. Y peor todavía cuando lo que buscan es realmente eso, pero erran y erran sometidos y esclavizados por el mundo. Jesús es el Camino, la Verdad y la Vida que todos buscan, pero que sólo algunos encuentran.
Él nos dijo que buscásemos, que pidiéramos y que insistiéramos, porque sólo los que buscan, perseveran, llaman, piden encuentran. Sigamos con insistencia ese mandato de Jesús y abrirnos a su Palabra y encontrar esa felicidad eterna que realmente buscamos. Amén.
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