Muchos de nosotros sabemos el camino que nos espera. Hemos visto como nuestros abuelos y padres se hacían viejos y como les llegaba la hora de su muerte. También lo hemos observado en amigos y compañeros de nuestra edad. Todos sabemos ya que nos espera al final de nuestra vida. ¿Y todo esa experiencia no te dice nada? ¿Te resigna simplemente a que llega la tuya sin más? ¿Acaso te conformas con la vida de estos años que te han tocado? ¿No quieres más?
Supongo que tu respuesta dirá que quieres vivir eternamente, pero que eso no es posible. Siento decirte con gran alegría que te equivocas. Alguien nos ha prometido la Vida Eterna, y no sólo lo ha dicho sino que lo ha cumplido con su propia Vida. Ha Resucitado y nos promete que nosotros también resucitaremos. De eso es lo que quiero que te des cuenta, que nuestra barca está llena de vida, pero vida Eterna. Y Él nos la llena de esa Gracia que nos da la gloria y el gozo de vivir plenamente para la eternidad.
Simplemente, sólo tienes que pedírselo y confiar en Él. Ha venido a decírnoslo, pero vive entre nosotros y nos acompaña para llevarnos, en su segunda venida, a ese lugar prometido donde la Vida sera para siempre. Él, como ocurrió con Simón, te hará pescador de hombres. No tengas miedo, Él sabe lo que tú puedes y cómo has de hacerlo. Solamente tienes que seguirle. Amén.
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