Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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miércoles, 16 de septiembre de 2020

LA FE, UN DON DE DIOS

SÓLO DIOS JUZGA | Agradar a dios, Citas sobre dios, Mensaje de dios
Siempre he oído decir que la fe es un don de Dios y que, por supuesto, hay que pedirla. Por tanto, no depende de nosotros, pero sí dependerá de nuestra actitud de búsqueda, de nuestra insistencia y perseverancia. Es verdad que, por nosotros mismos, no podemos aumentar ni un ápice nuestra fe y que todo es por la Gracia de Dios.

Porque, el insistir y perseverar descubre que tenemos fe. Quien no cree no insiste y, menos persevera. Por el contrario, quien es tenaz y constante está manifestando que tiene esperanza y fe de que su insistencia dé resultado.

Por tanto, insistir y perseverar es tener fe. Y, a quien insiste y persevera, la fe le es dada en abundancia. Al que pide y tiene, le será aumentada, y, al que se cansa, no insiste y abandona, termina por perder la poca fe que tenía. 

Por eso, Señor, te pedimos que aumentes nuestra fe y nuestra tenacidad e insistencia no decaiga. Saben que, por nosotros solos nuestra fe es vana, débil, seducida y tentada a desaparecer, pero, contigo, Señor, nuestra fe se hace Roca y Fuerte para resistir todos los embates que este mundo le propone. Gracias, Señor.

lunes, 23 de diciembre de 2019

LA ORACIÓN SIEMPRE TIENE RESPUESTA

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Dios siempre responde, y es que de no ser así dejaría de ser Dios. Es posible que muchos no lo crean así, pero, sí lo creen los que tienen fe y esperanza en la Palabra de Dios. Por eso, la fe es fundamental y sin fe Dios no actuará. Porque, Dios no viene a convencerte sino a darte prueba de su Amor y de su deseo de salvarte. Porque, te ha creado para hacerte feliz eternamente, no para que sufras y mueras a la felicidad que añoras y buscas siempre.

Por todo, ello, Señor, te doy gracias y te pido que me des fuerza para perseverar. El mundo en el que vivo seduce y mi naturaleza humana es débil y está sometida a la concupiscencia y a las satisfacciones corporales y espirituales. Sostenerse en equilibrio y en el amor ágape se hace muy difícil. Y tan difícil que sin tu ayuda, Señor, seremos presa del príncipe del mundo. Por eso, Señor, consciente de mis pecados y debilidades te pido que me sostengas firme como roca ante las tentaciones con las que el mundo me tienta.

Dame, Señor, la constancia y la fe que veo en Isabel y Zacarías, que, aunque dudo en el primer momento, supo reconocer su pecado y aceptarlo pacientemente hasta confiar en Ti. Danos, Señor, la confianza de confiarnos a tu Palabra y a tu acción. Danos también, Señor, la paciencia para saber esperar y soportar todas las inclemencias que la vida nos presenta sin dejar de perder tu Infinita Bondad y tu Amor. Y danos, Señor, la fe que nos sostenga firme sobre roca sin perder de vista que Tú eres nuestra esperanza y nuestra salvación. Amén.

sábado, 24 de agosto de 2019

¡NECESITO TU AYUDA, SEÑOR!

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Nuestra limitaciones son tantas que nos cuesta entenderte, Señor, y darnos cuenta, no sólo de forma teórica, que eso parece que si lo hacemos, sino de vivirlo en la práctica del cada día de nuestra vida. Darnos cuenta de la necesidad de caminar junto a Ti, Señor, es el mayor hallazgo y descubrimiento que podamos encontrar. Porque, solos, Señor, estamos perdidos y a merced del príncipe del mundo.

Necesitamos dejarnos encontrar, Señor, por Ti, porque, eres Tú quien nos buscas y das el primer paso, pues, ¿qué sería de nosotros sin tu Amor y tu Misericordia? Nos buscas a cada momento y nos llamas, como a Natanael, pero dejas en nuestras manos la decisión de responderte. Y queremos hacerlo, Señor, tal y como hizo Natanael. 

Queremos encontrarnos con Felipe y hacerle caso. Es eso lo que te pedimos hoy, escuchar a ese amigo, a ese compañero, a ese sacerdote ... que nos habla de Ti y nos invita a conocerte. Queremos ir a tu encuentro de forma auténtica y responsable y conocerte de cerca para escuchar tus Palabras y responderte de la misma forma que hizo Natanael. Es eso lo que buscamos muchos, estar en tu presencia y escuchar tu Palabra.

Yo, Señor, y supongo que otros también, quiero encontrarte y no hacerlo a mi manera sino a la Tuya, y según tu Voluntad. Ya sé que eso no dependerá de mí sino de mi perseverancia, de mi insistencia, de mi confianza y, sobre todo, de mi fe. Lo demás, Señor, correrá de tu cuenta, porque en mí no está el poder de cambiar mi pobre y mísero corazón. Eso sí, yo no dejaré de insistir y confiar en Ti, porque, Tú, Señor, me lo has prometido: pidan y recibirán; busquen y hallarán y llamen y se les abrirá - Lc 11, 1-13 - y tomo tu Palabra, pues, sólo Tú tienes Palabra de Vida Eterna.

Mientras tanto, Señor, te pido paciencia, constancia y confianza en tu respuesta. A mí me toca esperar y confiar sin desfallecer y eso es lo que en este momento te pido, fortaleza para esperar confiado. Aumenta mi fe hasta el punto de, como Natanael, proclamarte Señor mío y Dios mío. Abre mi corazón, Señor, para que mi vida responda a tu búsqueda y a entregarme plenamente a hacer tu Voluntad. Amén.

viernes, 30 de noviembre de 2018

LA LLAMADA

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HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS. 


Todos somos llamados, unos para una cosa y otros para otra, pero todos tenemos una misión. Por eso hemos venido a este mundo de la Mano de Dios. Quizás tu misión sea ésta o la otra, pero todos tendrán la suficiente capacidad para realizarla porque para eso han sido llamados. Jesús nos llama a cada uno por su nombre, nos conoces y sabe de nuestras capacidades y posibilidades. Y no nos deja solos. Él siempre está con cada uno de nosotros.

Sucede también que la misión de algunos consiste en ser carga para otros. Y es tan importante una como otra, porque tan difícil es dejarse ayudar como el ayudar. ¿Cuántas personas se deprimen o se entristece porque se ven dependientes e inútiles? En esos momentos te has convertido en un caramelo para quienes creen en el servicio y amor y, a través de ti y por ti tienen la posibilidad de amar en Xto. Jesús.

No escondemos que la tarea es dura y fuerte, pero la fuerza y fortaleza que recibes del Espíritu Santo es superior. Y, si tus talentos son los adecuados para esa función salen a la luz y te ves capacitado/a para realizar la tarea. Jesús nos llama para evangelizar, pero también para otras tareas que indirectamente también evangelizan. Lo verdaderamente importante es estar atentos, escuchar su llamada y responder.

Pidamos al Señor esa gracia de escucharle y saberle responder. Pidamos que no nos separemos del Espíritu Santo, que nos auxilia y nos fortalece con sus dones. Pidamos estar siempre al lado del Señor por medio de la oración y los sacramentos. Pidamos tener paciencia y ser perseverantes y creamos que el Señor nos dará todo eso que pedimos, pues se trata para nuestro bien y para nuestra salvación, que es, precisamente, lo que Él quiere. Amén. 

jueves, 6 de septiembre de 2018

¿SABES TU CAMINO?

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Muchos de nosotros sabemos el camino que nos espera. Hemos visto como nuestros abuelos y padres se hacían viejos y como les llegaba la hora de su muerte. También lo hemos observado en amigos y compañeros de nuestra edad. Todos sabemos ya que nos espera al final de nuestra vida. ¿Y todo esa experiencia no te dice nada? ¿Te resigna simplemente a que llega la tuya sin más? ¿Acaso te conformas con la vida de estos años que te han tocado? ¿No quieres más?

Supongo que tu respuesta dirá que quieres vivir eternamente, pero que eso no es posible. Siento decirte con gran alegría que te equivocas. Alguien nos ha prometido la Vida Eterna, y no sólo lo ha dicho sino que lo ha cumplido con su propia Vida. Ha Resucitado y nos promete que nosotros también resucitaremos. De eso es lo que quiero que te des cuenta, que nuestra barca está llena de vida, pero vida Eterna. Y Él nos la llena de esa Gracia que nos da la gloria y el gozo de vivir plenamente para la eternidad.

Simplemente, sólo tienes que pedírselo y confiar en Él. Ha venido a decírnoslo, pero vive entre nosotros y nos acompaña para llevarnos, en su segunda venida, a ese lugar prometido donde la Vida sera para siempre. Él, como ocurrió con Simón, te hará pescador de hombres. No tengas miedo, Él sabe lo que tú puedes y cómo has de hacerlo. Solamente tienes que seguirle. Amén.

jueves, 23 de agosto de 2018

ANDAMOS CIEGOS POR LA VIDA

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Es cuestión de preguntarnos que nos pasa, porque nos conducimos por la vida como ciegos que no sabemos a dónde vamos ni que buscamos. ¿Acaso alguien piensa que se va a quedar aquí para siempre? ¿Cree que este estado se puede mantener? ¿Y que de eternizarse el mundo resistiría tanta demanda de vida para subsistir? Es obvio que todo tiene que cambiar y ser de otra forma, luego no podemos dejar pasar la oportunidad de indagar y buscar sobre la trascendencia de nuestra vida.

Hoy, Jesús, nos habla de una invitación a un banquete de boda. Es una invitación al reino de Dios y, a pesar de nuestros rechazos, insiste e insiste. Dios no se cansa y su paciencia es ilimitada, pero, ese no es el problema. El problema es que a ti y a mí se nos acaba el tiempo, y... ¿qué pasará después?

Conviene tomarse en serio esta Palabra del Señor. Esta Palabra que nos habla de una buena Noticia. La Noticia de la Salvación, a la que no podemos responder como nos plazca y como nos apetezca. Hay que revestirse de la Vida de la Gracia. Ese traje nuevo que tomamos en el Bautismo y nos limpia para una vida nueva. Necesitamos responder a la invitación que nos da el Señor y revestidos con su Palabra y con las obras en el Espíritu Santo acudir a su llamada para, alimentados con el banquete de la Eucaristía, llenarnos de esa vida nueva que es la Vida Eterna.

Pidamos con insistencia abrir nuestros oídos y escuchar la invitación que Dios, nuestro Padre, nos hace cada día. Vivamos con alegría esa invitación y, fortalecidos en su Espíritu, perseveremos y acudamos apresurados a su invitación llenos de su Palabra y fortalecidos en sus obras. Amén.

martes, 27 de marzo de 2018

EL CONSUELO Y LA ESPERANZA DE SU REGRESO

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Podemos hacernos muchas preguntas y tratar de darnos respuestas, pero, detrás de todas las preguntas que nos hagamos, ¿dónde buscamos las respuestas? Porque, por nuestra condición humana tendemos irnos al mundo y en él buscar nuestros interrogantes. Un mundo donde esperamos ser feliz, pero, ¿y qué más? Porque, también queremos ser eternos. Una felicidad temporal no nos satisface plenamente.

La experiencia nos descubre que el mundo no es la solución. Es caduco e imperfecto. Está lleno de mentiras y espejismos. Todo está apoyado en el querer más y en la ambición. Eso genera envidia, odio, venganza, rencor, violencia, injusticias y muertes. Y no es que lo supongamos, sino que es lo que vemos. Ante esta realidad las Palabras de Jesús llenan de esperanza y de luz nuestras vidas: 

«Ahora ha sido glorificado el Hijo del hombre y Dios ha sido glorificado en Él. Si Dios ha sido glorificado en Él, Dios también le glorificará en sí mismo y le glorificará pronto. Hijos míos, ya poco tiempo voy a estar con vosotros. Vosotros me buscaréis, y, lo mismo que les dije a los judíos, que adonde yo voy, vosotros no podéis venir, os digo también ahora a vosotros». Simón Pedro le dice: «Señor, ¿a dónde vas?». Jesús le respondió: «Adonde yo voy no puedes seguirme ahora; me seguirás más tarde»

Podremos seguirle más tarde, como dice a Pedro. Esa sí es la respuesta que buscamos, y está en el mundo, pero en un mundo donde la presencia del Señor vive en nuestros corazones. Porque, ese es camino que tenemos que recorrer, un camino de justicia, de paz y de amor entre los hombres, para construir hasta esa segunda venida del Señor un mundo mejor tal y como Él nos pide.

Por lo tanto, pidamos esa Gracia al Señor y que esa llama de esperanza, en el regreso de su segunda venida, sea la luz que ilumine nuestras vidas y nos llene de esperanza el camino que tenemos que recorrer. Con, en y por Él todo será más ligero y llevadero, porque Él alivia nuestra carga. Amén.

martes, 28 de febrero de 2017

NO ME DEJES ELEGIR A MÍ, SEÑOR

El peligro está en que sea yo quien quiera elegir. Porque casi siempre y con mucha frecuencia, impedimos que el Espíritu Santo nos ilumine y nos señale el lugar y la misión en la que consagrar tu vida o parte de tu vida. El peligro es que, posiblemente, elegiremos pensando en nosotros mismos, en nuestras comodidades y acomodamiento. Somos débiles y, sin darnos cuenta, tiramos para nuestras apetencias y gustos.

A nadie le gusta sufrir, ni sentirse incómodo. Busca siempre el lugar más adecuado a su comodidad. Por eso, te pido, Señor, que no me dejes elegir a mí, porque, engañado por mi egoísmo, elegiría mal y lo que no me conviene. Sin embargo, también existe otro peligro, que llevado por mi vanidad y deseos de triunfo, mire más alto de lo que puedo dar. Entonces me agobiaré y lo haré mal.

Tú, Señor, sabes lo que puedo dar, pues Tú me has dado los talentos que tengo que negociar. Y eso quiero hacer, Señor. No quiero meterme en lugares para los que no estoy hecho, ni despreocuparme de aquello para lo que Tú me has dotado. Indícame el camino a seguir y señálamelo, porque de no verlo puedo perderme.

Hay una señal que me indica donde puedo estar y qué hacer. Aquello que tú descubres cómo que haces bien, o al menos gusta, y es bueno. Es decir, ayuda a otros a encontrarte y a fijarse en Ti. Y que haciéndolo, a pesar de que comporte trabajo y esfuerzo, tú te sientes con fuerzas, con ganas, entusiasmo y ganas de seguir. Y experimentas fortaleza, voluntad y gozo el hacerlo. 

Entiendo que ahí estás Tú, Señor, que me animas y me empujas en las respuestas de los demás, que responden y se sienten animados al compartir estas reflexiones sencillas y humildes hechas con todo el cariño y el amor que puedo. Escritas desde las vivencias personales de mi encuentro de cada día contigo y alumbradas desde tu Palabra y tu Espíritu. Gracias, Señor, por experimentar que Tú te haces presente entre todos nosotros y nos alumbra el camino que cada uno tiene que seguir. Amén.

martes, 12 de julio de 2016

LA RESPONSABILIDAD DE RESPONDER



No tenemos excusas, porque sabiéndolo miramos para otro lado. Nos autoengañamos y justificamos nuestra actitud distorsionando y relativizando la realidad. Pero, no por eso, la realidad desaparece, sino que está presente y se vuelve a ella. 

Y tarde o temprano se hace visible en nuestras vidas, y nos pedirá responsabilidades ante la negativa y rechazo de nuestras actitudes ante la respuesta al Evangelio. Por eso, a quienes se les da más, también más se les pedirá. El Señor nos lo deja claro en el Evangelio de hoy al decirnos: ¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo ha que en sayal y ceniza se habrían convertido. Por eso os digo que el día del Juicio habrá menos rigor para Tiro y Sidón que para vosotras.

También nosotros podemos decir: ¡Ay de mí si no me pongo por obra responder a la llamada del Señor! Porque en mi Bautismos he sido consagrado sacerdote, profeta y rey, y mi compromiso bautismal me invita a proclamar y dar testimonio de esa Gracia santificante que me salva y me llena plenamente de felicidad eterna. Por eso, Señor, te pido con todas mis fuerzas que conviertas mi corazón y le des la fortaleza y la sabiduría para convertirse y responder con coherencia a tu llamada.

Necesito, Señor, la conversión, la fe y fortaleza que muevan mis actos para dejar entrar tu Palabra en mi corazón y hacerla vida en mi vida. Estaré haciendo tu Voluntad cuando con mi servicio atienda a aquellos necesitados que aparezcan en mi vida Y de no hacerlo estaría actuando como el sacerdote o levita de la parábola del buen samaritano.

Dame, pues, Señor, la Gracia de saber responder a tu Palabra y de sostenerme en tu confianza y amor, para que responda coherentemente a mi fe, que te ruego aumentes hasta el punto de vivirla.

sábado, 23 de abril de 2016

EN Y POR TU NOMBRE, SEÑOR, CREO Y CAMINO HACIA TI.



Hay momentos en la vida, tengas fe o no, que te planteas interrogantes en tu vida. Interrogantes que viven dentro de ti y que, de alguna manera, buscan y persiguen respuestas: origen de la vida; muerte y sufrimientos; envidias y odios; venganzas, guerras y muchas más.

También hay momentos en los que te preguntas el por qué no hacer lo que late dentro de ti y deseas hacer. Esos impulsos cargados de solidaridad, fraternidad y amor. Experimentas una lucha a muerte dentro de tu corazón entre hacer el bien o el mal, y te planteas dos caminos: a) buscar y responder a ellos; b) o dejarte llevar, como veleta al viento, según te suceda y se presente.

Hoy, tú y yo, querido amigo, que quizás te hayas parado a leer esta humilde reflexión, tienes la respuesta muy clara. Las Palabras que Jesús en el Evangelio de hoy (Jn 14, 7-14) nos dirige son tan claras y concretas que responden a lo que tanto tú como yo estábamos esperando y sobran nuestras humildes y torpes palabras. Sólo nos queda disponer nuestro corazón y abrirnos a la acción del Espíritu Santo, y dejar que todas sus compuertas y departamentos, por  la Gracia del Espíritu, queden llenos e inundados de Fe. 

De esa Fe que mueve montañas, para que creyendo en Él vivamos la maravilla y el gozo de hacer y vivir lo mismo que hizo y vivió Jesús hecho Hombre en este mundo. Pidamos al Padre, en el Nombre de Jesús, esa Gracia para dar respuesta a su invitación de fe. Amén.

domingo, 18 de enero de 2015

RESPONDER A LA LLAMADA DEL SEÑOR



Quizás no me llame de forma directa, sino que camina a mi lado y se deja ver, pero si yo no estoy en actitud expectante como Andrés, Juan o Simón, quizás no me doy cuenta y pasa el Señor de largo. Ocurre también que la Iglesia, al igual que Juan el Bautista, me señala al Mesías, pero vuelvo a lo mismo: no escucho, no estoy atento y no me entero.

Hay muchas maneras de llamarme a la atención de la venida del Señor a mi vida. Venida de salvación, pero se necesita estar atentos, expectantes y deseosos de encontrarlo. Porque Él es la única salvación de mi vida. Jesús viene a cada instante. Pasa delante de ti y se hace el encontradizo, pero necesita tu seguimiento, tu pregunta y tu interés por conocerlo. Somos libres y no se nos puede obligar.

A veces son los tropiezos de la vida los que te ponen en aviso; otras veces sucede que es el cansancio de experimentar que las cosas de aquí abajo no te llenan plenamente, y otras la impotencia de tus propias limitaciones. Sin embargo, es una gracia darte cuenta de todo ello, porque eso significa que estás vivo y tienes la oportunidad de levantar tu mirada al Señor.

Lo peligroso es que se te acabe el tiempo y no te hayas dado cuenta; lo peligros es que se te acabe el aceite y cuando vayas a reponerlo ya no haya tiempo. Será muy importante aprovecharlo y estar atento a sus llamadas, porque seguro es que nos llama.

Pidamosle al Señor que nos abra los oídos y nos agudice la vista para que advirtamos su presencia y sepamos responderle. Amén.

jueves, 18 de diciembre de 2014

¿QUÉ HAGO CON MI VIDA?



La medida de nuestra fe viene dada por el proyecto de nuestra vida. Porque podemos vivir nuestra vida para nosotros. Eso lo pensaban  también José y María, o ponerla en Manos del Espíritu Santo y vivirla por, para y con el Señor. Nuestra fe inclinará la balanza a un lado u otro, y el Señor nos dejará plena libertad para hacerlo.

Conocemos, y damos gracias a Dios por esa sabia y hermosa decisión de María, su Sí que ha permitido el comienzo de la Hora de Salvación, y también la de José, entregándose a la misión de padre adoptivo de Jesús al responder afirmativamente a la revelación en sueños del Ángel del Señor. 

Ahora, es nuestro tiempo, y nos corresponde a nosotros responder a esa invitación del Ángel del Señor, que nos invita también a entregar nuestras vidas en la misión evangelizadora de dar testimonio con nuestras vidas y palabras en vivir el proyecto que Dios ha pensado de y para cada uno de nosotros. Es fácil negarnos, y también justificarnos. El mundo nos lo pone fácil y nos tienta mucho.

Pensemos que para María y José no fue fácil tampoco. Y si ellos hacen lo mismo que pensamos nosotros, hoy nuestras esperanzas de salvación, quizás, no las tendríamos. Pero, lo mejor, es que esa respuesta de ellos es una respuesta gozosa, plena de alegría y felicidad. Y eso nos descubre la gran esperanza de saber que responder Sí al Señor es decir sí al gozo y felicidad eterna.

Porque en Jesús renace la alegría y la esperanza de habitar un mundo mejor, pleno de justicia, de paz y de amor. Esto es Navidad, la esperanza del gozo y la felicidad eterna. Gracias Padre por la dicha de esperar en Ti nuestro gozo y felicidad, y danos la sabiduría y la voluntad de responderte como lo hizo María y José. Amén.

viernes, 3 de octubre de 2014

YO NO ME EXCLUYO

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA UNIDA Y DEFENSA DE LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DONDE PUEDAS 




Posiblemente esté yo también entre esos habitantes de Corazín y Betsaida o Cafarnaúm. Porque todos los días oigo tu Palabra, la reflexiono y la medito, y no sé si respondo con mi vida. Pero más todavía, recibo tu Cuerpo y a veces con tu Sangre también, y siempre pienso que no doy la talla.

Yo, Señor, quiero responderte y no pedirte que hagas más milagros. Me basta con tu Palabra y con tantas cosas que me has regalado a lo largo de mi vida, y continúas regalándome. ¿Qué más puedo pedir que tener un poco de fe? Tú me la regalas y aumentas cada día y yo sólo quiero responderte dejándome llenar de tu sabiduría, de tu paz y amor.

Dame la Gracia de serte fiel, de responder a tu llamada y de abajarme humildemente para ser grande en tu presencia. Experimento milagros en mi vida a cada instante, pues estas letras que escribo brotan de mi corazón y las imprimen mis dedos sin comprender muy bien donde se elaboran y de donde manan. Empiezo cada día sin saber dónde me dirijo ni que voy a decir. Simplemente me pongo en tus Manos y abro mi corazón a tu Palabra.

Sabes, Señor, que no soy yo quien quiere hablar, en este caso escribir, sino que sea tu Espíritu el que abra mi corazón y ponga en él las palabras que Tú quieras decir. Así, sé y te pido, que la gloria nunca es mía sino tuya. Todo lo que de mí sale es para tu Gloria, porque eres Tú, mi Señor, quien lo dice y lo hace. Amén.

sábado, 22 de febrero de 2014

MI RETO ES SEGUIRTE SEÑOR



No quiero eludir la pregunta ni tampoco mirar para otro lado. Quiero Señor dar una respuesta sincera, responsable, comprometida y veraz. Quiero seguirte, pero experimento mis limitaciones, mis carencias, mis pecados... Son lozas que me impiden caminar como, a mí me gustaría, detrás de Ti.

El peso es mucho, me tiembla el pulso y mis apegos y apetencias me someten. Necesito el Espíritu Santo, que iluminó a Pedro, para que me ilumine, me fortalezca y me invada de paz y serenidad. Sólo me es imposible liberarme de mis pecados. Me someten y dominan y me experimento perdido y vencido.

Quiero seguirte Jesús y entregarte mi corazón. Tómalo y transfórmalo en un corazón de carne, sensible, generoso, dado, disponible, escuchante, atento, sabio, prudente, fuerte y lleno de amor, para responder con firmeza a tu pregunta y entregarte sin condiciones mi vida.

Dame la paciencia y perseverancia de seguirte sin desesperar, con la esperanza de recibir tu Gracia cuando Tú, mi Señor, lo decidas.