Virgen y Madre María,
ayúdanos a decir nuestro "sí"
ante la urgencia, más imperiosoa que nunca,
de hacer resonar la Buena Noticia de Jesús.
Intercede por la Iglesia,
para que nunca se encierre ni se detenga
en su pasión por la actividad misionera.
Ayúdanos a resplandecer
en el testimonio de la comunión,
de la fraternidad y la solidaridad,
de la fe ardiente y generosa,
de la justicia y el amor a los pobres,
para que la alegría del Evangelio
llegue hasta los confines de la tierra
y ninguna periferia se prive de su luz.
Madre del Evagenlio viviente,
manantial de alegría para los pequeños,
ruega por nosotros. Amén.
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