Perdona, Señor, mis mentiras, porque cada vez que miro indiferente a una persona, por la que Tú has dado tu vida, estoy negandote mi amor. Soy conscientes de mis muchas mentiras cuando me he desentendido de tantas personas necesitadas. ¿Cómo, me pregunto, puedo dirigirme a Ti si me olvido de mi hermano?
Sé también de mis limitaciones, de mi impotencia ante las necesidades y miserias que otros pasan, pero siempre me pregunto si pudiendo hacer algo, no lo hago. Esa es mi diaria batalla, que en muchos momentos me atormenta y desespera. Quiero aprovechar esta oportunidad del rincón para orar para, junto con mis hermanos, pedirte luz y sabiduría para, sin por eso despreocuparme, encontrar respuesta a mis inquietudes y deseos de ayudar.
Hay momentos de sosiego, de comprender mi pobreza y descansar en tu Poder, Señor. No soy sino una menos que simple gotita de agua en este mar inmenso, para mí, que de salirse de él quedaría evaporada y seca en milésimas de segundos. Pero me consumo viendo a tantos que sufren y mueren por no tener lo necesario para vivir dignamente.
¡Oh, Señor!, dame la paz que me permita continuar el camino y la lucha de proclamar la Buena Noticia de tu Evangelio y la sabiduría y capacidad de vivirlo y encarnarlo en mi vida. Porque no quiero Señor encenderte una vela por un lado, y apagarla por otro. Más me valdría no hacer nada.
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