Señor, yo no soy digno de proclamar tu Palabra, porque soy sencillamente un pobre pecador. Mis humildes palabras no son dignas de pronunciar tu Nombre, Señor porque mis actos son finitos y limitados y no tiene dignidad para saldar la deuda de mis pecados.
Tu grandeza Infinita tiene que ser pagada con otra acción Infinita, y eso solo está al alcance de tu Hijo Jesús, quien con su Pasión y Muerte ha pagado dignamente por nuestro rescate, y con su Resurrección nos ha dado el regalo de la vida eterna.
Gracias Señor por tu inmensa Misericordia que nos da la oportunidad de ser admitidos con la dignidad de hijos de Dios y coherederos con Jesús de su Gloria. Y nos hace participes de tu Mensaje de salvación dándones la posibilidad de participar en tu obra misionera proclamando tu Palabra.
Gracias Señor porque, como ayer a Mateos, hoy nos llamas a nosotros, para que continuémos tu obra misionera y prediquemos tu Palabra, y, esforzados en seguirte, confiando en tu poder y tu amor, abrimos nuestro corazón para que tu Gracia nos limpie, nos llene de fuerza y voluntad para ser fieles testigos de tu Palabra por tu Amor.
Derrama en nostoros Señor la Gracia de tu Espíritu y abre nuestros corazones para que limpios en tu Amor y Misericordia seamos capaces de serte fiel y demos testimonio de tu amor y tu perdón. Y lléname de tu sabiduría y de tu poder para que con mi palabra proclame tu Palabra, y con mi vida dé testimonio de tu Verdad, Justicia y Paz.
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