No sólo no es fácil vivir en la Palabra de Dios, sino que nos será imposible si prescindimos de Él. Toda nuestra vida, logros y éxitos, vienen de su Gracia. Él la transforma, y nuestros errores y fracasos humanos los diviniza para transformarlos en Gracia Divina que nos perfecciona y salva.
Nunca podríamos encontrar nuestro camino sin la Gracia del Señor. Por eso, aprovechando este humilde rincón de oración, le pedimos y suplicamos que nos revista de su Gracia. Pidámosle también que n os dé fortaleza y voluntad para soportar todas las adversidades y sacrificios que nos pongan el camino difícil. Como Él, también nosotros tendremos que padecer los sufrimientos de nuestra propia cruz.
Se hace necesario, porque sólo así podremos morir a nosotros mismos y amar a nuestros enemigos. Sin cruz no hay opción para amar. El amor se descubre en la Cruz, porque sin ella no se hace visible y se esconde confundiéndose con el egoísmo. Cuando el amor va sobre ruedas no necesita esfuerzo. El problema empieza cuando nos exige compromiso, entrega, esfuerzo, paciencia, renuncias, es decir, cuando nos pide amar.
Amar, diríamos, es soportar mi cruz, pero también la cruz de los que comparten la vida conmigo, no sólo dentro sino también fuera. Esas circunstancias nos abre la posibilidad y oportunidad de vivir el verdadero amor. Y eso es lo que hoy, consciente de la dificultad que representa, queremos pedirte, Señor, que llenes nuestros corazones de tu Gracia, y enciendas en nosotros la llama de tu Amor. Amén.
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