Pensar que ser cristiano y discípulo de Jesús se concreta y termina en rezos y prácticas religiosas, es una falsa e inmadura fe. Eso es lo que hacían los fariseos, aparentar con las prácticas religiosas, y luego vivir según sus criterios e intereses. Es decir, cumplir con unos preceptos y, luego, organizar sus vidas según ellos mismos.
Es algo que se cae por sí mismo. Seguir a Jesús no consiste en unos rezos y prácticas, porque Él no busca cumplidores, sino servidores por amor. Seguir a Jesús es, humildemente, ponerse a su servicio sirviendo a los demás por amor. Tal y como Él ha hecho con cada uno de nosotros. Y, claro, por eso necesitas estar muy unido a Él.
Para eso necesitas hablarle mucho (oración); para eso necesitas conocerle a través de su Palabra, y escucharle en el silencio reflexivo y atento de tu corazón. Y poner en prácticas sus enseñanzas. Sin olvidar nuestra pobreza y humildad para tan alta misión. Necesitas, mejor, necesitamos pedirle fuerza para cumplir su Voluntad.
Dame, Señor, fortaleza para comunicar tu Palabra, poder de hacerla salvación en los hombres que la escuche, sanándoles sus dolencias, y sabiduría de enseñarla como Tú lo has hecho. Amén.
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