Te pedimos, Señor, que nos llenes de Gracia para, postrados ante Ti, como tu sierva María, tener la fuerza de servirte y cumplir tu Voluntad. Sabemos, Señor, que no tenemos las virtudes de María. Ser elegida tu Madre descubre su gran valor y virtudes. Porque para una madre se quiere lo mejor, y ser elegida María para ser la Madre de Dios lo dice todo. Difícilmente puedo encontrar palabras para expresarlo.
Ella es modelo, después de Ti, Señor, como la criatura perfecta, la excelencia de la humildad y sencillez. Ella es la modelo de la disponibilidad, de la fortaleza, de la paciencia, de la escucha, de la entrega, de la fidelidad y del amor comprometido e incondicional. ¡Es tu Madre, Señor!, y también nuestra Madre, porque Tú en la Cruz nos la diste antes de partir con el Padre.
Por eso, Señor, en este día que celebramos su declaración de fidelidad, sumisión y docilidad a tu Voluntad, queremos también nosotros, bajo la intersección y protección de su manto, pedirte que nos des la Gracia que necesitamos para no fallarte y, como Ella, esforzarnos cada día en ser tus esclavos y esclavas en servirte sin condiciones y cumplir y hacer tu Voluntad.
Sabemos que es tarea difícil, y que nuestras limitaciones y pecados son un obstáculos para lograrlo. Pero también confiamos en Ti, Señor, y por medio de tu Gracia y Misericordia, esperamos, en este año jubilar convocado por el Papa Francisco, alcanzar la indulgencia de tu Gracia Misericordiosa para, fortalecidos y llenos de la misma, seguir los pasos, como María, hacia la Casa del Padre. Amén.
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