Te seguimos crucificando, Señor. Hay mucha gente que no ha oído hablar de Ti, pero, otros, oyendo hablar no quieren conocerte, y otros tienen la palabra de otro. Al parecer hay muchos dioses, Señor. Y recuerdo que Tú también nos has puesto al cuidado de esto. Unos, porque están acomodados con el dios que le han presentado sus ancestros y no quieren saber más, y otros porque han fabricado sus propios dioses.
Se tratará de confundirnos y de desviar nuestra atención hacia otras miradas, pero Tú, Señor, eres la única Mirada que nosotros contemplamos, miramos y acogemos en nuestros corazones. Y eso te pedimos, Señor, ver esa Mirada como la que pusiste en Pedro. Una Mirada de ternura, de comprensión, de perdón, de amor y de misericordia. Una Mirada de esperanza que nos devuelva la esperanza, valga la redundancia, de sabernos perdonados y amados por el Padre, que nos salva con tu Muerte y Resurrección.
Gracias, Señor, por tu Pasión y Muerte, porque con ella has saldado el precio y rescate de nuestra salvación y nos has dada la oportunidad de elegirte y seguirte. Gracias, Señor, por esta Semana Santa, que culmina toda nuestra esperanza y seguimiento de todo el año litúrgico que proclama nuestra fe. Gracias, Señor, porque tu Amor se manifiesta tan claramente hasta el punto de humillarte a lavarnos los pies. Nunca mejor lección de humildad, de servicio y amor.
Gracias, Señor, por mantenernos de pie, al pie, valga la redundancia, de este humilde blog proclamando tu Mensaje de Amor, un día sí, y otro también: Gracias, Señor, por todos aquellos que, auxiliados en tu Espíritu, comparte y glorifican con cánticos y alabanzas y comentarios este humilde espacio de oración que nos ayuda a perseverar y fortalecer nuestra fe.
Gracias, Señor, porque, en este Semana Santa, renovamos nuestra esperanza y nuestra fe y, abiertos a tu Gracia, nos esforzamos en continuar tu camino y cargar con la cruz que a cada uno nos toca compartir contigo hasta la última gota de nuestra sangre. Amén.
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