Sin muerte no puede haber Resurrección. Y Jesús tiene que morir para Resucitar. Pero, además de eso, la Resurrección es la prueba del poder de Dios sobre la muerte, y la prueba y fundamento de nuestra fe. Porque, sólo Aquel que es capaz de vencer a la muerte, será capaz de devolvernos a la Vida, a la verdadera y única Vida Eterna a nosotros también.
De modo que, la Muerte de Jesús es la Gloria de la Victoria y Resurrección que nos dará también a nosotros el triunfo y la Vida. ¿Quién tiene miedo a la muerte ahora? Jesús ha triunfado y esa es nuestra esperanza que hoy sábado meditamos en lo más profundo de nuestro corazón. Saltaremos de júbilo cuando oigamos el grito de alegría de las mujeres que nos anuncia que Jesús nos espera en Galilea.
Seremos los discípulos asombrados y despertados de la resignación y el fracaso como aquellos que de camino, ya derrotados, hacia sus casas encontraron a un caminante que les habló de lo que estaba escrito y tenía que suceder. Y que nos revela su propia Resurrección al partirnos el pan.
No perdamos la esperanza, y, juntos, en este humilde rincón para orar, compartamos nuestras oraciones y sostengamos unidos en este sábado de esperanza. Amén.
Señor, danos la paz, sabiduría y fortaleza para, pacientemente, sostenerme en tu confianza y tu fe, y esperar asido a Ti y cargando mi propia cruz, la hora de tu venida y tu Resurrección. Amén.
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