No es tarea fácil descubrir que cosas hago bien hasta el punto de, consagrada a ellas, ponerlas a servicio de los demás. Porque, tampoco es tarea fácil descubrir mi vocación, que va en estrecha relación con los talentos recibidos. En muchas ocasiones la descubrimos tarde, y en otras ni siquiera las descubrimos. Es notorio y claro que también se necesita esfuerzo, búsqueda y voluntad, para emprender el camino de descubrirlas.
Sin lugar a duda, el camino se cubre caminando y, diríamos también que, se descubre experimentándolo. Nadie sabe si realmente puede hacer algo bien, si antes no lo ha intentado y se ha puesto manos a la obra. Es en la experiencia donde y cuando se descubre tu capacida talentosa. Nadie, si no se atreve a cantar, descubrirá que su voz es melodiosa, potente o sublime. Realizado ese intento, descubrira lo que guardaba dentro de su garganta.
De la misma forma, el encuentro con Jesús despierta tu compromiso y desempolva tu dormido corazón para darle brillo y desenterrar tus talentos. Sacados afuera verán la luz y de lo que son capaces de hacer y del gozo de servir a los que realmente lo necesitan. Y es eso lo que hoy te pedimos, Señor.
Danos, Señor, la sabiduría y la capacidad de descubrir los talentos que me has dado, y la voluntad, prudencia y fortaleza para ponerlos en función y beneficio de los que realmente lo necesitan. En ti confío, Señor, y, lleno de tu Gracia, abro mi corazón para que con todos los talentos, que has derramados por tu Espíritu en mi humilde persona, volcarlos en los demás según tu Voluntad. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario